2. Cuentan que una vez en una pequeña carpintería hubo una extraña asamblea, fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejercía la presidencia, pero la asamblea le destituyó, ¿la causa?, hacía demasiado ruido y además se pasaba todo el tiempo golpeando a los demás. .
3. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo pues había que darle muchas vueltas para que sirva para algo. Ante el ataque el tornillo aceptó, pero también pidió la expulsión de la lija porque es muy áspera
4. La lija estuvo de acuerdo, a condición de que se expulsara al metro, ya que siempre estaba midiendo a los demás de acuerdo a su medida, como si él fuera el único perfecto.
5. En eso entró el carpintero. Se puso un delantal e inició su trabajo: utilizó el martillo, el tornillo, la lija y el metro para convertir una tosca madera, en un lindo tablero de ajedrez.
6. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, se reanudó la deliberación, fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho y dijo: Amig@s: ha quedado demostrado que todos tenemos defectos, sin embargo el carpintero utilizó todas las herramientas, lo que demuestra que aprovechó nuestras cualidades y eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos más en nuestros puntos débiles o defectos, y concentrémonos en aprovechar nuestras fortalezas, nuestros puntos buenos. .
7. La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba consistencia, la lija servía para afinar y limar asperezas. Y el metro para lograr precisión y exactitud. Se sintieron entonces un equipo, capaz de producir, hacer cosas de calidad y trabajar juntos y en armonía
8. Algo parecido sucede con los seres humanos. Cuando en un grupo las personas buscan a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad se perciben los puntos fuertes de los demás, florecen los mejores logros.
9.
10. ¡ Espíritu de cuerpo ! Es un vínculo de solidaridad que hace que se sientan como propios los sentimientos de los demás, generando una corriente de apoyo y respaldo entre los miembros del equipo. Es la lealtad de los indivi duos hacia su equipo y el orgullo de pertenecer a él. Implica aceptación de la responsabilidad compartida por todos los individuos. El espíritu de cuerpo, es un estado espiritual que está por encima y más allá de las personalidades de los individuos que integran el conjunto.
11. Un carpintero estaba por jubilarse. Su jefe le pidió como favor que construyese una última casa, más como un favor personal. El carpintero accedió, pero se veía fácilmente que no estaba poniendo el corazón en su trabajo, utili- zaba materiales de inferior calidad. Cuando el carpintero terminó la casa, el jefe le extendió las llaves de la puerta principal.
13. ¡ Qué tragedia ! ¡Qué pena ! Si solamente el carpintero hubiera sabido que estaba constru- yendo su propia casa, hubiese hecho de mejor manera la construcción de la misma. Ahora tendrá que vivir en la casa que construyó no muy bien que digamos.
14. Así sucede con nosotros, construimos nuestras vidas de manera distraída y muy a la ligera. Como si fueras un carpintero, piensa en tu casa. Cada día clavas un clavo, levantas una pared o edificas un techo. ¡Construye con sabiduría!. Es la única vida que podrás construir. Inclusive si solo la vives por un día más, ¡ ese día merece ser vivido con gracia y dignidad ! ¡Tu vida, mañana, será el resultado de las actitudes y decisiones, que tomes hoy!