El documento propone una actividad de autorreflexión en la que los participantes deben imaginarse a sí mismos como un árbol que les gusta, observando sus características físicas y cualidades. Luego, deben dibujar ese árbol, expresando su personalidad a través de los materiales y colores utilizados. Finalmente, deben escribir cualidades propias en cada parte del árbol dibujado para representar su identidad.
3. ACTIVIDAD 2: EL ÁRBOL
Escoge un tipo de árbol que te agrade mucho e imagina convertirte en él: contempla con
atención cuánto has crecido, la forma de tu tronco, de tus ramas y hojas, de tus raíces y
frutos.
A través de admirar ese árbol que tanto te gusta, date cuenta de tu propia belleza, tus
cualidades, la forma en la que te enraízas firmemente en la tierra. En esta autoobservación,
presta atención también a tus ramas rotas o truncas, tus podas y los frutos que han quedado
incompletos.
Date cuenta de las similitudes que el árbol que admiras tiene con tu vida. Por ejemplo, el
árbol puede tener cortes y zonas rugosas; sin embargo, sigue bello y radiante. El árbol
es fuerte en el tronco, tiene raíces (confianza y seguridad en ti mismo); además, en la
cima, es flexible y se mueve con el viento para no romperse.
Dibuja y pinta el árbol que te representa. Intenta hacerlo de manera muy
expresiva y artística, seleccionando materiales, trazos y colores que se
relacionen con tu personalidad.
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6. ACTIVIDAD 2: EL ÁRBOL
En cada parte del árbol, escribe una
cualidad que te representa y que es parte
de tu identidad.
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