1. Una historia de San Valentín
Algunas fuentes sitúan el origen de la historia de San Valentín en Roma, en el siglo III. En esta
época, el cristianismo era perseguido y el matrimonio de los soldados estaba prohibido porque se
creía que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los casados ya que estos
últimos estaban atados emocionalmente a sus familias y eso interfería en la lucha.
San Valentín fue un sacerdote cristiano que, ante tal injusticia, decidió casar a las parejas, según
la costumbre cristiana y ocultándose de los romanos.
Por realizar esta labor, adquirió gran prestigio en la ciudad y el emperador Claudio II lo llamó
para conocerlo. Valentín hizo propaganda de la religión cristiana y el emperador se sintió atraído
por ella pero los soldados y el Gobernador de Roma lo convencieron y, finalmente, Claudio II
ordenó al Gobernador que procesara al sacerdote.
El lugarteniente Asterius fue el encargado de condenar a Valentín. Se burló de su religión y
quiso ponerle a prueba viendo si podía devolver a una de sus hijas, ciega de nacimiento. Pero se
obró el milagro y pudo hacerlo.
Sin embargo, a pesar de todo, San Valentín fue ejecutado un 14 de febrero.
Mientras estuvo encerrado, le dio clases a la hija del carcelero, por petición de este. El sacerdote
se enamoró de la chica y la víspera de su ejecución le envió una nota de despedida en la que firmó
con las palabras “de tu Valentín”. Este se cree que es el origen de las tarjetas, cartas y poemas de
amor que se envían actualmente.
La Iglesia católica recuperó esta historia y canonizó a San Valentín como patrón de los
enamorados, porque quería competir y acabar con una fiesta pagana derivada de los ritos en honor
al dios Lupercus (dios de la fertilidad) que se celebraba el día 15.
Estefanía Aragonés