La religión puede ayudar a los niños y jóvenes a construir su proyecto de vida al ofrecerles valores y orientación moral. Sin embargo, los padres no deben imponer una religión sin el consentimiento de sus hijos, ya que esto podría llevar a que rechacen la religión o cambien a otra cuando sean mayores. Es mejor que los padres hablen con sus hijos sobre la religión y respeten su libertad para elegir.