POWER POINT YUCRAElabore una PRESENTACIÓN CORTA sobre el video película: La C...
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1. Las miniantenas abren nuevas
posibilidades en la medicina y
la tecnología
Antenas de comunicación cien veces más pequeñas podrían usarse como
implantes cerebrales, dispositivos diminutos biomédicos, y smartphones y
satélites mucho más reducidos.
En las últimas décadas, los investigadores han conseguido reducir notablemente
el tamaño de los sistemas de comunicación inalámbrica portátiles, tales
como smartphones u ordenadores, entre otros. Algo que no ha sucedido en el
caso de las antenas. Hasta ahora, ya que ingenieros de la Universidad
Northeastern de Boston (EE. UU.) habrían descubierto cómo hacer que las
antenas de comunicación inalámbrica sean hasta cien veces más pequeñas
que las que tenemos en la actualidad. El estudio se ha publicado en Nature
Communications.
¿Y en qué podría verse traducido ese avance tecnológico? Podría conducirnos
al desarrollo de pequeños implantes cerebrales (destinados, por ejemplo, a las
interfaces cerebro-ordenador, que nos facilitarían en el futuro la posibilidad de
interactuar con el mundo que nos rodea mediante el pensamiento) o dispositivos
diminutos biomédicos para monitorizar nuestra salud y a reducir el tamaño de los
smartphones o de los satélites.
2. Todo un reto. El investigador que ha liderado el estudio, Nian Sun, un profesor de
ingeniería eléctrica y científico de materiales de la Universidad Northeastern,
explica que los implantes cerebrales, en concreto, son "como ciencia
ficción". Pero no parece que eso le haya impedido intentar hacer realidad la
tecnología en la que estos necesitan sustentarse.
"Mucha gente se ha esforzado por reducir el tamaño de las antenas. Ese ha
sido un desafío abierto para toda la sociedad”, explica Sun, según recoge la
web de noticias de su universidad, News Northeastern. “Hemos revisado este
problema y nos hemos dicho: ‘¿Por qué no pensamos un nuevo mecanismo?",
añade.
Las antenas de siempre se fabrican con la idea de recibir y transmitir ondas
electromagnéticas. Estas son rapidísimas –viajan a la velocidad de la luz, a 300
millones de metros por segundo–, pero presentan el inconveniente de que, como
esas ondas tienen una longitud de onda larga, las antenas deben ser
relativamente grandes para poder funcionar de una manera eficaz.
Por esa razón, los investigadores han trabajado en adaptar las antenas a la
resonancia acústica –la longitud de onda de estas ondas acústicas es mucho
más corta que la de las ondas electromagnéticas–, lo que permite emplear
antenas más pequeñas. Su objetivo ha sido el de convertir rápidamente las ondas
electromagnéticas entrantes en ondas acústicas. La nueva antena seguiría
funcionando con teléfonos y otros dispositivos de comunicación inalámbrica.