El documento propone un Pacto Educativo Global para construir un humanismo solidario que promueva la dignidad humana. Se argumenta que la educación católica puede contribuir a este pacto educativo global mediante la promoción de valores como la solidaridad, la justicia, la paz y el cuidado de la casa común. El secretario general de la Confederación Interamericana de Educación Católica hace un llamado a trabajar juntos para que la educación sirva para formar personas comprometidas con estos ideales.