2. EN EL PRINCIPIO
31 Y vio Dios todo lo que
había hecho, y he aquí
que era bueno en gran
manera. Y fue la tarde y
la mañana el día sexto.
Génesis 1:31.
3. LAPRUEBADEOBEDIENCIA
15 Dios el Señor tomó al hombre
y lo puso en el jardín del Edén
para que lo cultivara y lo cuidara,
16 y le dio este mandato: «Puedes
comer de todos los árboles del
jardín, 17 pero del árbol del
conocimiento del bien y del mal
no deberás comer. El día que de él
comas, ciertamente morirás».
Génesis 2:15-17.
4. LACAÍDA
12 Y el hombre respondió: La
mujer que me diste por
compañera me dio del árbol,
y yo comí. 13 Entonces
Jehová Dios dijo a la mujer:
¿Qué es lo que has hecho? Y
dijo la mujer: La serpiente me
engañó, y comí. Génesis 3:12-
13.
5. UNAENFERMEDADCONTAGIOSA
5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la
tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de
ellos era de continuo solamente el mal. Génesis 6:5.
11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra
llena de violencia. 12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba
corrompida; porque toda carne había corrompido su camino
sobre la tierra. Génesis 6:11-12.
7. UNAENFERMEDADDELCORAZÓN
9 Engañoso es el corazón más que
todas las cosas, y perverso; ¿quién
lo conocerá? Jeremías 17:9.
34 Camada de víboras, ¿cómo
pueden ustedes que son malos
decir algo bueno? De la
abundancia del corazón habla la
boca. Mateo 12:34
8. EL ÁRBOLY SU FRUTO
43 »Ningún árbol bueno da fruto malo; tampoco
da buen fruto el árbol malo. 44 A cada árbol se le
reconoce por su propio fruto. No se recogen
higos de los espinos ni se cosechan uvas de las
zarzas. 45 El que es bueno, de la bondad que
atesora en el corazón produce el bien; pero el
que es malo, de su maldad produce el mal,
porque de lo que abunda en el corazón habla la
boca. Lucas 6:43-45.
9. UNPROBLEMADELCORAZÓN
19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los
falsos testimonios y las calumnias. Mateo 15:19.
Antes del pecado nuestro corazón era bueno y su deseo era
obedecer los mandamientos de Dios.
Después del pecado nuestro corazón es malo y nos lleva a
desobedecer los mandamientos de Dios.
10. LALEY DIAGNOSTICANUESTROPROBLEMA
20 Por tanto, nadie será
justificado en presencia
de Dios por hacer las
obras que exige la ley;
más bien, mediante la
ley cobramos conciencia
del pecado. Romanos
3:20.
11. LALEY DIAGNOSTICANUESTROPROBLEMA
7 ¿Qué concluiremos? ¿Que la
ley es pecado? ¡De ninguna
manera! Sin embargo, si no
fuera por la ley, no me habría
dado cuenta de lo que es el
pecado. Por ejemplo, nunca
habría sabido yo lo que es
codiciar si la ley no hubiera
dicho: «No codicies».
Romanos 7:7.
12. LALEY ES NECESARIA
12 Concluimos, pues, que la
ley es santa, y que el
mandamiento es santo, justo
y bueno. Romanos 7:12.
24 Así que la ley vino a ser
nuestro guía encargado de
conducirnos a Cristo, para que
fuéramos justificados por la
fe. Gálatas 3:24.
13.
14.
15. ESTAMOSBAJOLA GRACIA,¿YANOHAYQUE
OBEDECERLALEY?
27 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál principio?
¿Por el de la observancia de la ley? No, sino por el de la fe. 28 Porque
sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que
la ley exige. 31 ¿Quiere decir que anulamos la ley con la fe? ¡De ninguna
manera! Más bien, confirmamos la ley. Romanos 3:27-28,31.
1 ¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado para que la gracia
abunde? 2 ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado,
¿cómo podemos seguir viviendo en él? 15 Entonces, ¿qué? ¿Vamos a
pecar porque no estamos ya bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De ninguna
manera! Romanos 6:1-2,15.
16. NUESTROREMEDIO:UNTRANSPLANTEDE CORAZÓN
26 Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré
ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. 27
Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan
mis leyes. Ezequiel 36:26-27.
31 »Vienen días —afirma el Señor— en que haré un nuevo pacto con el
pueblo de Israel y con la tribu de Judá. 32 No será un pacto como el que hice
con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto,
ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el
Señor—. 33 »Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el
pueblo de Israel —afirma el Señor—: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré
en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Jeremías 31:31-33.
17. LAGRACIADECRISTOCOLOCALA LEYENNUESTRO
CORAZÓN
10 En esa voluntad somos santificados
mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo
hecha una vez para siempre. 14 porque con
una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados. 15 Y nos atestigua
lo mismo el Espíritu Santo; porque después
de haber dicho: 16 Este es el pacto que haré
con ellos después de aquellos días, dice el
Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y
en sus mentes las escribiré, 17 añade: Y
nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones. Hebreos 10:10,14-17.
18. LAGRACIAY LALEY VANDE LAMANO
No se trata de: La Ley vs La Gracia.
Es todo lo contrario: obedezco La Ley por el poder que me
concede La Gracia.
Himno 122.
CONFUSIÓN
LA LEY ME CONDUCE
A LA GRACIA DE
CRISTO
LA GRACIA DE
CRISTO ME
CONDUCE A
GUARDAR LA LEY
19. POR SI LE QUEDA ALGUNA DUDA
3 ¿Cómo sabemos si hemos llegado a
conocer a Dios? Si obedecemos sus
mandamientos. 4 El que afirma: «Lo
conozco», pero no obedece sus
mandamientos, es un mentiroso y no
tiene la verdad. 1 Juan 2:3-4.
20. EN CONCLUSIÓN
Cuando Adán y Eva pecaron, contagiaron a toda la humanidad
de la enfermedad del pecado en el corazón.
El pecado en el corazón nos hace ser egoístas y desobedientes
a la Ley de Dios.
La Ley de Dios nos indica el problema de nuestro corazón y nos
conduce a Cristo.
Cristo, mediante su sacrificio, nos concede su Gracia.
La Gracia de Cristo perdona nuestros pecados y, mediante el
Espíritu Santo, nos hace obedientes a la Ley de Dios.
21. 21 ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis
mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre
lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Juan 14:21.