El capítulo 2 de Romanos trata sobre cómo Dios juzgará tanto a judíos como gentiles. Pablo explica que todos están bajo la ira de Dios y su justo juicio, sin importar si son religiosos o moralistas. Aunque los judíos tenían ventajas al conocer la ley, también la violaban y deshonraban a Dios ante los gentiles. Solo aquellos que cumplen la ley desde el corazón serán aceptados por Dios, no por obras externas o por la letra de la ley.