Las estaciones se dividen en cuatro períodos debido a las variaciones climáticas causadas por la inclinación del eje terrestre. Estas variaciones hacen que el hemisferio norte y sur reciban la radiación solar de manera opuesta, causando verano e invierno en momentos diferentes. Las cuatro estaciones (primavera, verano, otoño e invierno) están determinadas por cuatro posiciones de la Tierra en su órbita conocidas como solsticios y equinoccios.
1. A causa de las variaciones climáticas que sufre la Tierra, el año está dividido en cuatro
períodos o estaciones. Estas variaciones en el clima son más acusadas en las zonas frias
y templadas, y más suaves o impercentibles entre los trópicos. Las cuatro estaciones
son: primavera, verano, otoño e invierno. Las dos primeras componen el medio año en
que los días duran más que las noches, mientras que en las otras dos las noches son más
largas que los días.
Las variaciones se deben a la inclinación del eje terrestre. Por tanto, no se producen al
mismo tiempo en el hemisferio Norte (Boreal) que en el hemisferio Sur (Austral), sino
que están invertidos el uno con relación al otro.
Mientras la Tierra se mueve con el eje del Polo Norte inclinado hacia el Sol, el del Polo
Sur lo está en sentido contrario y las regiones del primero reciben más radiación solar
que las del segundo. Posteriormente se invierte este proceso y son las zonas del
hemisferio boreal las que reciben menos calor.
Solsticios y equinoccios
Las cuatro estaciones están determinadas por cuatro posiciones principales en la órbita
terrestre, opuestas dos a dos, que reciben el nombre de solsticios y equinoccios.
Solsticio de invierno, equinoccio de primavera, solsticio de verano y equinoccio de
otoño.
En los equinoccios, el eje de rotación de la Tierra es perpendicular a los rayos del Sol,
que caen verticalmente sobre el ecuador. En los solsticios, el eje se encuentra inclinado
23,5º, por lo que los rayos solares caen verticalmente sobre el trópico de Cáncer (verano
en el hemisferio norte) o de Capricornio (verano en el hemisferio sur).
A causa de la excentricidad de la órbita terrestre, las estaciones no tienen la misma
duración, ya que la Tierra recorre su trayectoria con velocidad variable. Va más deprisa
cuanto más cerca está del Sol y más despacio cuanto más alejada.
Por esto, el rigor de cada estación no es el mismo para ambos hemisferios. Nuestro
planeta está más cerca del Sol a principios de enero (perihelio) que a principios de julio
(afelio), lo que hace que reciba un 7% más de calor en el primer mes del año que no a la
mitad de él. Por este motivo, en conjunto, además de otros factores, el invierno boreal es
menos frío que el austral, y el verano austral es más caluroso que el boreal.
A causa de perturbaciones que experimenta la Tierra mientras gira en torno al Sol, no
pasa por los solsticios y equinoccios con exactitud, lo que motiva que las diferentes
estaciones no comiencen siempre en el mismo preciso momento.
El petróleo es una sustancia oleosa de color muy oscuro compuesta de hidrógeno y carbono, y
se lo llama hidrocarburo. Puede hallarse en estado líquido o en estado gaseoso. En estado
líquido es llamado aceite "crudo", y en estado gaseoso, gas natural. Su origen es de tipo
orgánico y sedimentario. Se formó como resultado de un complejo proceso físico-químico en
2. el interior de la tierra, que, debido a la presión y las altas temperaturas, se van
descomponiendo las materias orgánicas que estaban formadas especialmente por fitoplancton
y el zooplancton marinos, así como por materia vegetal y animal, que se fueron depositando
en el pasado en lechos de los grandes lagos, mares y océanos. A esto se unieron rocas y
mantos de sedimentos. A través del tiempo se transformó esta sedimentación en petróleo y
gas natural.
Formación
El petróleo se forma bajo la superficie terrestre por la descomposición de organismos marinos.
Los restos de animales minúsculos que viven en el mar se mezclan con las arenas y limos que
caen al fondo en las cuencas marinas tranquilas. Estos depósitos, ricos en materiales
orgánicos, se convierten en rocas generadoras de crudo. El proceso comenzó hace muchos
millones de años, cuando surgieron los organismos vivos en grandes cantidades, y continúa
hasta el presente. Los sedimentos se van haciendo más espesos y se hunden en el suelo
marino bajo su propio peso. A medida que van acumulándose depósitos adicionales, la presión
sobre los situados más abajo se multiplica por varios miles, y la temperatura aumenta en
varios cientos de grados. El cieno y la arena se endurecen y se convierten en esquistos y
arenisca; los carbonatos precipitados y los restos de caparazones se convierten en caliza, y los
tejidos blandos de los organismos muertos se transforman en petróleo y gas natural.
Una vez formado el petróleo, éste fluye hacia arriba a través de la corteza terrestre porque su
densidad es menor que la de las salmueras que saturan los intersticios de los esquistos, arenas
y rocas de carbonato que constituyen dicha corteza. El petróleo y el gas natural ascienden a
través de los poros microscópicos de los sedimentos situados por encima. Con frecuencia
acaban encontrando un esquisto impermeable o una capa de roca densa: el petróleo queda
atrapado, formando un depósito. Sin embargo, una parte significativa del petróleo no se topa
con rocas impermeables sino que brota en la superficie terrestre o en el fondo del océano.
Entre los depósitos superficiales también figuran los lagos bituminosos y las filtraciones de gas
natural.