1. LA ARQUITECTURA
Todas las actividades humanas ocupan un espacio. Desde tiempos antiguos, el hombre ha sentido la
necesidad de ordenar los espacios que habita. Había espacios para vivir, espacios para rezar, espacios para
divertirse, Etc.
De acuerdo al uso que se le daba al espacio, se
ordenaba de una forma u otra .Para ello se construían
muros, se urgían columnas, se colocaban arcos, se
cubrían tejados: se hacía arquitectura, que es el arte de
construir edificios. Los edificios, las construcciones de
todo tipo, son formas distintas de ordenar el espacio.
Esa es la tarea fundamental de la arquitectura. Y lo que
fue siempre.
El modo de vida de las personas cambia con el tiempo. La arquitectura, que refleja las distintas
necesidades de la vida, también cambia. Además, según los países y las épocas y los materiales
que se conocen, la construcción es direfente. En algunos países los bosques extensos
proporcionaban madera, en otros no había madrea pero tenían piedra, en otros no habías
tampoco piedra pero tenían barro. Se describieron a lo largo del tiempo material nuevos como el
hierro, el acero, el cemento, el plástico.En la época de los egipcios, la religión y el culto a los
muertos eran muy importantes.
Cuando un faraón moría se construía para el una tumba enorme que debía durar hasta el fin de
los tiempos. Por eso edificaban pirámides, que son las tumbas de los faraones, con grandes
bloques de piedra. Allí era enterrado junto a sus riquezas.
En la antigua Mesopotamia no existían ni la piedra ni la madrea, pero había mucho barro. Allí
fue donde se empezó a ultilizar el ladrillo. Al principio las construcciones se hacían de de, que es
una mezcla de barro y paja secada al sol. Pero como no era muy interesante las lluvias acababan
por derrumbarlo. Al fin descubrieron que cociendo el barro en un horno se volvía duro y la lluvia
ya no lo deshacía.
EL BRILLO DE LA SEDA
La habitación del hotel estaba en penumbra. Las Luces de la tarde quedaban apagadas por las
polvorientas cortinas venecianas. Los ruidos del tráfico producían un perezoso contrapunto con el
murmullo de la radio.
El cuanto contiguo la niña dormia. Su madre había jurado que nada la despertaría.
Duerme como un tronco dijo mientras se quitaba el abrigo. Eso es algo en ella.
El hombre dejo que lo convenciera porque no sabía nada sobre niños. Se daba cuenta
que ella diría cualquier cosa, para poder hacer lo que quería, pero su paropio deseo quitó
las gans de contrariarla.
Después de todo era su problema. Una mujer cansada con una criatura tenía que saber lo
que hacía