4. La batalla de Platea (en griego moderno Μάχη των Πλαταιών/Machē tōn Plataiōn,en persa پالته جنگ) fue la última batalla
terrestre de la Segunda Guerra Médica. Se libró en el 479 a. C. cerca de la ciudad griega de Platea, en Beocia, y en ella se
enfrentaron una alianza (simaquía) de ciudades-estado de la antigua Grecia, la liga panhelénica compuesta
por Esparta, Atenas, Corinto y Megara, contra el Imperio persa deJerjes I.
El año anterior, la fuerza de invasión persa, liderada por su rey en persona, había logrado victorias en las batallas de
las Termópilas y Artemisio, y conquistado Tesalia, Beocia y el Ática.
Sin embargo, en la posterior batalla de Salamina, la armada aliada griega obtuvo una inesperada victoria e impidió la conquista
del Peloponeso. Jerjes se tuvo que retirar con gran parte de su ejército y dejó a su general Mardonio para que acabara con los
griegos al año siguiente.
En el verano del 479 a. C. los griegos reunieron un gran ejército y salieron del Peloponeso mientras que los persas,
llamados medos por los griegos, se retiraron a Beocia y construyeron un campamento fortificado cerca de Platea. Sin embargo,
los helenos rehusaron combatir en los siguientes once días en el terreno favorable para la caballería que rodeaba el
asentamiento persa e iniciaron una retirada parcial obligados por la interrupción de sus líneas de suministro, lo que fragmentó
su línea de batalla.
Los medos interpretaron esto como una retirada total y Mardonio ordenó a sus fuerzas perseguirlos, pero los helenos se
detuvieron, plantaron batalla, mataron a Mardonio y derrotaron a la infantería persa.
Una gran parte del ejército aqueménida fue atrapada en su campamento y masacrada. La destrucción de este ejército y la
derrota en la batalla naval de Mícala, que presumiblemente se libró el mismo día, terminó definitivamente con la invasión persa
de Grecia. Después de Platea y Mícala los aliados griegos pudieron tomar la iniciativa contra los medos y dar inicio a una
nueva fase de las Guerras Médicas. Aunque Platea fue en todos los sentidos una victoria decisiva de los griegos, no parece
que se le haya reconocido la misma significación, incluso en su tiempo, que a la victoria ateniense en Maratón o incluso la
derrota aliada en las Termopilas
6. La batalla de Qadesh (también Qadeš), librada a finales de mayo del año 1274 a. C, fue un combate de infantería y carros en la que se
enfrentaron las fuerzas egipcias del faraón Ramsés II y las hititas deMuwatalli. La batalla ocurrió en las inmediaciones de la ciudad
de Qadesh, en lo que hoy es territorio sirio, y tras haber comenzado con ventaja para sus enemigos, se saldó según sus propias fuentes
con un gran éxito egipcio, aunque con numerosas pérdidas. Realmente a nivel estratégico quizá supuso un empate técnico con, incluso,
notables ventajas geoestratégicas para el bando hitita; puede argumentarse que resultaron ganadores si se tiene en cuenta que la
batalla supuso el fin de la campaña de invasión de Ramsés II sobre el Imperio hitita.
Qadesh tiene la característica de ser la primera batalla documentada en fuentes antiguas, lo que la convierte en objeto de estudio
minucioso por parte de todos los aficionados e investigadores de la ciencia militar, analistas, historiadores, egiptólogos y militares de
todo el mundo. También es la primera que generó un tratado de paz documentado. Además, Qadesh tiene la importancia adicional de
ser la última gran batalla de la historia librada en su totalidad con tecnología de la Edad del Bronce.
El Tratado de Qadesh
El documento que formalizó la tregua entre Egipto y el Imperio hitita, conocido como Tratado de Qadesh, es el primer texto de la historia
que documenta un tratado de paz. Fue copiado en numerosos ejemplares escritos en caldeo babilonio (lengua franca de
la diplomacia de la época) sobre preciosas hojas de plata. Varios ejemplares se han encontrado en Hattusa, capital hitita, mientras que
otras copias se hallaron en Egipto.
Otros ejemplares escritos sobre materiales más viles, conteniendo el mismo texto, también han llegado hasta nosotros, como por
ejemplo el conjunto de tablas de arcilla conservado en el Museo de Arqueología de Estambul, correspondiente a la versión hitita del
tratado.
8. La batalla de Cannas (o Cannæ) tuvo lugar el 2 de agosto del año 216 a. C., entre el ejército púnico, comandado por Aníbal Barca, y
las tropas romanas, dirigidas por los cónsules Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, en el marco de la Segunda Guerra Púnica.
Desarrollada en la ciudad de Cannas, en Apulia, al sudeste de Italia, la batalla terminó con la victoria del ejército cartaginés, a pesar de
la acusada inferioridad numérica de éstos. Tras la misma, Capua y varias otras ciudades estado italianas abandonaron el bando de la
República romana.
Aunque la batalla no supuso la victoria final cartaginesa en la Segunda Guerra Púnica, se la recuerda como uno de los más grandes
eventos de táctica militar en la historia, y la más grande derrota de la historia de Roma hasta ese momento, ya que en el futuro otros
desastres la superarían (como la batalla de Arausio).
Tras recuperarse de las pérdidas de las anteriores batallas y, en concreto, de la batalla del Trebia (218 a. C.) y la batalla del Lago
Trasimeno (217 a. C.), los romanos decidieron enfrentarse a Aníbal en Cannas con aproximadamente 87 000 soldados romanos y
aliados. Con su ala derecha desplegada cerca del río Aufidus (hoy llamado río Ofanto), los romanos colocaron a su caballería en los
flancos y agruparon su infantería pesada en el centro, en una formación con mayor profundidad de lo normal.
Para contrarrestar ese plan, Aníbal utilizó una táctica de tenaza: tras colocar a la infantería, en la que confiaba menos, en el centro, con
los flancos compuestos de caballería cartaginesa, sus líneas fueron adoptando una forma de luna creciente, haciendo avanzar a sus
tropas veteranas de los laterales.
En el momento álgido de la batalla, las tropas cartaginesas del centro de la formación se retiraron ante el avance de los romanos y, al
avanzar éstos, se encontraron sin darse cuenta dentro de un largo arco de enemigos que les rodeaban. Atacados desde todos los
flancos y sin vía de escape, el ejército romano fue destruido. Se estima que entre 60 000 y 70 000 romanos murieron o fueron
capturados en Cannas, incluyendo al cónsul Lucio Emilio Paulo y a ochenta senadores romanos.
10. La batalla de Maratón (en griego antiguo Μάχη τοῡ Μαραθῶνος, Majé tou Marathonos) fue un enfrentamiento armado que definió el
desenlace de la Primera Guerra Médica. Ocurrió en el año 490 a. C. y tuvo lugar en los campos y la playa de la ciudad de Maratón,
situada a pocos kilómetros de Atenas, en la costa este de Ática. Enfrentó por un lado al rey persa Darío I, que deseaba invadir y
conquistar Atenas por su participación en la revuelta jónica, y, por otro lado, a los atenienses y sus aliados (de Platea, entre otros). Una
proeza recordada en esta batalla fue la de Filípides, que recorrió, diferente a lo que se cree, el camino de Atenas a Esparta para pedir
ayuda al ejército espartano, pues la amenaza persa se cernía sobre el mundo griego. Esparta rehusó ayudar a los atenienses, alegando
encontrarse en fechas de celebraciones religiosas.
Tras la revuelta de Jonia, Darío decidió castigar a la ciudad griega que había prestado ayuda a sus súbditos rebeldes. Después de
tomar Naxos y Eretria, la expedición persa, con el consejo de Hipias, que esperaba recuperar el poder en Atenas, desembarcó en la
playa de Maratón. Tras cinco días cara a cara, las falanges ateniense y platense aplastaron a la infantería persa que huyó y se embarcó
de nuevo con fuertes bajas. El ejército griego se retiró rápidamente a Atenas para impedir el desembarco de la otra parte del cuerpo
expedicionario persa en Falero, uno de los puertos de la ciudad.
Esta victoria puso fin a la Primera Guerra Médica. Diez años después, tuvo lugar un nuevo ataque por orden de Jerjes I. La batalla de
Maratón desempeñó un papel político importante mediante la afirmación delmodelo democrático ateniense y el inicio de grandes
carreras militares para los generales atenienses como Milcíades o Arístides el Justo.
Maratón sigue siendo una de las batallas más famosas de la Antigüedad, sobre todo a través de las conmemoraciones que suscitó,
como la carrera de maratón en los Juegos Olímpicos de 1896 en Atenas.
12. La batalla de Alesia o el sitio de Alesia fue un enfrentamiento militar desarrollado en el mes de septiembre del año 52 a. C., en la
región de la tribu gala de los mandubios, y que tuvo como escenario principal su capital, la fortaleza de Alesia. Estaba situada
probablemente encima del monte Auxois, sobre la moderna Alise-Sainte-Reine, en Francia, si bien esta ubicación está discutida. En
efecto, algunos autores han discutido que esta localización no concuerda con la descripción de la batalla por César, y se han presentado
diversas alternativas de las que actualmente sólo Chaux-des-Crotenay (en Jura, Francia) es considerada como una alternativa posible.
Sin embargo, los más recientes descubrimientos arqueológicos parecen confirmar la ubicación de Alise-Sainte-Reine como la más
probable.
Esta batalla enfrentó a los ejércitos de la República de Roma dirigidos por Julio César, que contaba con la caballería al mando de Marco
Antonio, y con legiones al mando de sus legados, Tito Labieno y Cayo Trebonio, entre otros, contra una confederación de tribus galas
bajo el liderazgo de Vercingétorix, jefe de la tribu de los arvernos. Alesia fue la batalla clave que dio la victoria definitiva a los romanos
frente a los galos en la larga guerra de las Galias. El sitio de Alesia es considerado uno de las grandes éxitos militares de César e
incluso en la actualidad es utilizado como un ejemplo clásico de sitio.
La batalla es descrita en detalle por numerosos autores contemporáneos incluyendo a César en sus Comentarios a la guerra de las
Galias, Libro VII. Tras esta batalla, el líder rebelde fue capturado y la Galia fue definitivamente derrotada convirtiéndose en una provincia
romana. El Senado romano se negó a otorgar a César los honores por sus victorias en las guerras gálicas siendo éste uno de los
factores desencadenantes que condujeron a la guerra civil romana de los años 50-45 a. C.
15. La historia del Caballo de Troya
Se cuenta que mientras los griegos buscaban el modo de entrar en Troya, el inteligente Odiseo (en cierto modo con la ayuda de
Atenea) ordenó la construcción de un enorme caballo de madera. El caballo debía tener la particularidad de estar hueco por dentro, para
que los soldados se pudieran esconder en él.
Una vez que la estatua de madera fue construida por el artista Epeo, Odiseo y treinta y nueve guerreros griegos más se introdujeron en
el hueco del caballo. El resto de la flota griega se retiró abandonando al caballo, para que los troyanos creyeran su retirada, siendo
Sinón el único hombre dejado atrás. Cuando los troyanos se percataron de la presencia del caballo se maravillaron ante sublime
creación, mientras que Sinón fingió estar furioso con los griegos por haberle dejado atrás.
Sinón les hizo creer a los troyanos que el caballo era un regalo de los dioses a modo de amuleto para que Grecia ganase la guerra. De
hecho, el tamaño del caballo era inmenso para que los troyanos no lo pudieran introducir en la ciudad, y así robarles el amuleto que les
daría la victoria definitiva en la guerra.
Casandra, portadora del don de la profecía, se opuso a la introducción del caballo en la ciudad, ya que sabía que ese sería el fin de
Troya, pero la maldición del dios Apolo evitó que nadie la creyera. Esa misma noche, los troyanos celebraron lo que creían que era su
victoria introduciendo el caballo en Troya con todo el esfuerzo que fue necesario.
La caída de Troya
Cuando Troya cayó dormida por culpa de los efectos del alcohol, Sinón dejó salir a los guerreros griegos del caballo, y masacraron al
pueblo troyano. Príamo, el rey de Troya, fue asesinado mientras se acurrucaba en el altar de Zeus, y Casandra fue arrancada de la
estatua de Atenea, violada y abandonada a su propio destino, un destino que su maldición le impediría evita.
El nuevo Caballo de Troya
En la actualidad, a pocos kilómetros de la ciudad de Canakkale, junto al estrecho de Dardanelos, paso obligado entre el Mar Egeo y el
Mar de Mármara, se encuentra la legendaria ciudad de Troya de la que hay restos que demuestran que, han sido diez, las ciudades que
se han construido una encima de otra.
Y, por si alguien quiere aventurase para ir y conocer otros sitios, no sería mala idea de escudriñar más por aquellos rumbos para saber
un poco más de historia. O ir, por ejemplo a Turquía, un lugar, una plaza en el centro de la ciudad de Canakkale, está el caballo
empleado para el rodaje de la última película de Hollywood.
Así mismo, para quien guste del cine, ya podrá darse cuenta de la gran cantidad de películas que abordan este tema relacionado al
famoso Caballo de Troya.
17. La expansión constante de los griegos por el Mediterráneo, tanto oriental como occidental, llevó a crear colonias en las costas de Asia Menor. Estas
colonias estaban en territorios controlados por el Imperio Persa, que siempre les concedió un elevado grado de autonomía, pero los colonos helenos
siempre quisieron la absoluta libertad, se sublevaron contra el poder imperial y obtuvieron algunas victorias iniciales, pero conocían su inferioridad
ante el coloso asiático, por lo que pidieron ayuda a los griegos continentales. Pese a que los espartanos se negaron en un principio, los atenienses sí
los apoyaron, dando comienzo a las Guerras Médicas.
El soberano persa Jerjes I se propuso terminar con la sublevación de los griegos asiáticos y conquistar Grecia para cortar definitivamente los apoyos
que aquellos recibían.
No todos los pueblos griegos (entre ellos Esparta) se sumaron a esta guerra, No obstante, la situación cambió cuando Jerjes I, se presentó frente a la
Hélade con su ejército. En ese momento, y ante la necesidad, se unieron las distintas polis griegas que tradicionalmente se habían enfrentado entre
ellas haciendo realidad la frase griega de:
Los hombres podrán cansarse de comer, de beber e incluso de hacer el amor; pero no de hacer la guerra.
La primera batalla se libraría en un lugar llamado valle de las Termopilas, un angosto desfiladero de unos 12 m de anchura (actualmente más de un
km debido a la erosión.
Los Griegos en total entre las distintas polis reunidas hasta ese momento conformaban una fuerza de aproximadamente 3000 hombres.. los
Espartanos apenas conformaban el 10% de esa fuerza.. pero debido a su reputación y a ser los únicos soldados profesionales, los demás griegos
delegaron en ellos de forma espontánea el mando del contingente..
Según las fuentes clásicas griegas, los soldados persas conformaban un ejército que oscilaba entre los 250.000 y el millón de efectivos. Herodoto
incluso lo eleva a varios millones de soldados.
No obstante, a principios del siglo XX el historiador militar Hans Delbrück calculó que la longitud de las columnas para abastecer a una fuerza de
combate millonaria sería tan larga que los últimos carros estarían saliendo de Susa cuando los primeros persas llegaran a las Termopilas. Cálculos
actuales, comenta Quesada, sitúan la cifra de persas en unos 200.000 o incluso 250.000, un ejército colosal para los medios logísticos de la época.
Se dice que Jerjes, al toparse con los soldados griegos, consideró inverosímil que un ejército griego tan pequeño fuese a plantar cara al suyo .
Pasaron cuatro días y Jerjes, impaciente, envió un emisario exigiendo a los griegos que entregasen sus armas inmediatamente para no ser
aniquilados. Leónidas respondió: «Ven a buscarlas tú mismo» (Μολών Λαβέ) )literalmente "ven y cógelas“. Así dio comienzo la batalla.
18. Al comenzar la batalla el Rey Jerjes I se dio con el hecho de que no podía hacer retroceder ni un centímetro a sus enemigos y que estos
estaban haciendo estragos en su ejercito y en la moral de el mismo, continuo por 3 días... entonces este recibió la ayuda que necesitaba...
Un griego llamado Efialtes (que significa «pesadilla») ofreció mostrarle a Jerjes un paso alternativo que rodeaba el lugar donde estaba
Leónidas para acabar con su resistencia de una vez por todas. Sin dudarlo, Jerjes envió un importante número de sus fuerzas por ese paso.
Este paso se encontraba defendido por los fócidos, pero al verse sorprendidos durante la noche por los persas, huyeron al primer contacto,
sellando de esta manera la suerte de los defensores de las Termopilas.
Cuando Leónidas detectó la maniobra del enemigo y se dio cuenta de que le atacarían por dos frentes, reunió un consejo de guerra, donde
ofreció a los griegos dos opciones: podían irse por mar a Atenas o permanecer en las Termopilas hasta el final..
Quedaron él, los lacedemonios y algunos tebanos. Mientras el resto de la fuerza que había decidido irse se retiraba hacia Atenas, los 300
soldados de la guardia de Leónidas y mil griegos leales (los tespios y los de Tebas) se quedaron a presentar batalla y resistencia hasta el final
(se quedaron 1300, ese debería ser el nombre de la película); la suerte estaba echada.
Fue tal el ímpetu con el que los espartanos lucharon que Jerjes decidió abatirlos de lejos con sus arqueros para no seguir perdiendo
hombres. Leónidas fue alcanzado por una flecha y los últimos espartanos murieron intentando recuperar su cuerpo para que no cayera en
manos enemigas.
La batalla duró cinco días y los persas consiguieron derrotar a los temidos espartanos, pero éstos ya habían retrasado notablemente el
avance persa, diezmado la moral de su ejército, causando considerables pérdidas y dando tiempo a los demás griegos para evacuar sus
ciudades y preparar la defensa.. habían ganado ellos el tiempo necesario para que las polis griegas finalmente formaran una alianza mas
fuerte y estuviesen preparados para el combate...