2. La mayoría de nosotros, aunque no
tengamos una neurótica compulsión de
acumular objetos que requieran ayuda
profesional, tendemos a conservar
demasiadas cosas. Guardamos fotos, ropa
y accesorios que no usamos, objetos
decorativos que olvidamos que tenemos y
regalos que nos hicieron y nunca
utilizamos.
3. Tal vez los tenemos
organizados o quizás
son tantos que
ocupan un espacio
que necesitamos
para otras cosas.
Quizás nos provocan
tal desorden en
nuestras áreas de
almacenaje, que
nunca encontramos
lo que buscamos.
4. Igual tenemos la mente: llena de recuerdos
que nos persiguen, complicadas agendas de
vida, proyectos no realizados y tantos
pensamientos no constructivos, que no hay
espacio para resolver lo presente y planificar
el futuro. ¿No te sientes abrumada de vez en
cuando con el mismo pensamiento rondando
sin poder tomar decisiones que te muevan
hacia adelante? Pues organiza tu mundo
físico y tu mente se ordenará.
5. En el baño registra los gabinetes y
echa a la basura todos los
medicamentos y productos
expirados. Desecha también
cualquier objeto que no hayas usado
durante un año o más. Si encuentras
algo que te pueda ser útil, ponlo
donde lo vayas a usar.
6. En la cocina revisa cuántos excedentes de
vajillas o cubiertos has guardado sin usar
durante años (seguramente estás usando
sólo la vajilla que tienes completa), y
cuántas vasijas para guardar comida
tienes y nunca usas. Deséchalas. Lee las
fechas de expiración de los alimentos en
tu nevera y en tu alacena, y desecha los
expirados.
7. Ahora ve a tu dormitorio y empieza a revisar
las gavetas. Observa bien lo que tienes en
uso contra lo que has guardado “por si
acaso”(cualquier excusa que te hayas
inventado). Aprovecha para desechar esas
piezas de ropa interior tan cómodas que por
el exceso de uso deberían estar en la basura.
Haz un inventario de joyas de moda y
accesorios. Otra vez haz un examen de
consciencia y deshazte de las que nunca
usas.
8. Ahora ve a tu closet. Seguro que tienes ropa
de diferentes tamaños esperando a tener el
peso que tuviste hace años o antes de que
naciera tu hijo. Te recuerdo que aunque
volvieras al peso de hace cinco años, tu
cuerpo cambia con tu edad, sobre todo
después de ser madre. De todas maneras, va
a ser difícil que quepas en el mismo mahón.
Sé realista y deja en tu closet lo que sabes
que tiene uso. Haz este mismo ejercicio con
tus zapatos y tus carteras.
9. Revisa tu casa dormitorio por
dormitorio y haz exactamente lo
mismo, a menos que tengas hijos
adolescentes a quienes tendrías que
convencer de organizar sus
pertenencias. Si tus hijos son
pequeños, revisa los juguetes y la
ropa que no usan.
10. Llega al garaje. Siempre hay algo que
dejaste allí porque no cabe dentro de la
casa, pero hay otras cosas haciendo su
transición hacia la basura. Deséchalas de una
vez.
Ve a todos los closets de ropa de cama y
toallas y desecha lo que no has estado
usando porque está en malas condiciones,
pero no encuentras cómo botarlo.
11. Si tienes una
oficina en tu casa,
revisa los papeles
que no tendrías
que conservar, y
tíralos a la basura.
Tritura los que
contienen
información
confidencial.
12. La regla es desechar todo lo que no has
usado durante un año. Si no lo has usado en
un año, no lo has necesitado ni lo necesitas.
No busques excusa ni te engañes diciendo
que lo vas a usar. Necesitas ese espacio para
lo útil y lo nuevo.
Cuando termines de hacer todo esto, te va a
ocurrir lo siguiente:
13. Tu mente va a estar despejada para ocuparla
en lo que es importante. Tendrás una
inexplicable sensación de alivio.
- Vas a saber qué tienes en tu casa que no
encontrabas y estabas a punto de volver a
comprar.
- Atraerás lo nuevo a tu vida. Dos personas
no caben en una silla a la misma vez. Igual
ocurre con las cosas y los pensamientos.