1. El agua<br />Bachelard en El agua y los sueños, quizá el más hermoso de sus ensayos sobre la imaginación.<br />A la naturaleza la amamos filialmente y, de todas las proyecciones maternas, el mar es para el hombre la más constante. Acunador y nutritivo, elemento primero de nuestro estar en el mundo, el mar no es sino agua en movimiento, y el agua, en la psicología de los labios de Bachelard, una «ultraleche, la leche de la madre de las madres». Por supuesto no hay que seguir al filósofo francés en todas sus ocurrencias de vidente, pero tampoco puede ser casual que los poetas lleven dos mil años buscando a su madre entre las cenizas del fuego del hogar, debajo de la tierra, siguiendo el rastro del flujo torrencial que es el carácter femenino. «El agua nos lleva. El agua nos mece. El agua nos adormece»<br />