2. Exilio y muerte en el perú El 19 de julio de 1823, embarca en el puerto de Valparaíso en la corbeta inglesa Fly, para nunca más tocar en vida suelo chileno. Originalmente su destino era Inglaterra, pero se radicó en el Perú. El Estado Peruano lo acoge y le obsequia la Hacienda de Cuiva y la Hacienda Montalván (en la cual reside), ambas ubicadas en San Vicente de Cañete, en el actual Departamento de Lima. Vivió pobremente dedicado a la agricultura, y cuando Simón Bolivar libera definitivamente Perú, O'Higgins participa en la recepción al Libertador pero no recibe responsabilidad alguna. Posteriormente Bolívar le otorga el grado de General de la Gran Colombia aunque el prócer chileno no haya participado en ninguna batalla. Tampoco existe parte oficial alguno que estando en Perú haya participado en batalla con el Ejército Libertador, tampoco decreto oficial de grado militar o título conferido.
3. En 1836, a inicios de la creación de la Confederación Perú-Boliviana, Bernardo O’Higgins se encontraba en Lima. El 20 de diciembre de 1836 envía una carta a San Martín[20] manifestándole una favorable impresión sobre Santa Cruz. O’Higgins defiende el derecho de integrarse como una sola nación el Alto Perú y el Bajo Perú, adhiriéndose al integracionismo de Santa Cruz. De igual manera está en contra de la política belicista de Diego Portales.
4. El 6 de octubre de 1842, el Congreso Nacional de Chile le reconoce el derecho a gozar de sus sueldos, lo cual le abría la puerta para volver al país. Tras dirigirse al Callao para embarcarse a Chile, el 28 de septiembre de 1842, se sintió desfallecer. El doctor Young, que lo asistía, ordena trasladarlo a Lima, después de un nuevo ataque experimentado el 3 de octubre. A las 12.30 del 24 de octubre de 1842 a la edad de 64 años, falleció Bernardo O'Higgins en la ciudad de Lima, producto de un problema cardíaco, pero antes de fallecer, en su agonía, se escuchó la palabra: Magallanes
5. Sus restos fueron sepultados en suelo peruano gracias a la caridad de su vecindad y fueron repatriados en 1869, contraviniendo sus expresos deseos de ser sepultado en la ciudad de Concepción. Por largo tiempo permanecieron en un sarcófago de mármol de Carrara en el Cementerio General de Santiago, hasta que el 20 de agosto de 1979 la urna fue trasladada por orden de Augusto Pinochet al Altar de la Patria, a la entrada de la Avenida Bulnes, frente al Palacio de La Moneda.