Eugène Delacroix fue un pintor francés nacido en 1789 que fue una figura clave del movimiento romántico. Se formó en el neoclasicismo pero desarrolló su propio estilo basado en el color y la expresividad. Realizó obras emblemáticas como La muerte de Sardanápalo y La libertad guiando al pueblo. Un viaje a Marruecos en 1832 tuvo una gran influencia en su obra, reflejando sus descubrimientos de la luz y el color del norte de África. Delacroix fue
2. Ferdinand-Victor-Eugène Delacroix, pintor francés, nació en Charenton-Saint-
Maurice, Francia el 26 de abril de 1789 y murió en París el 13 de agosto de 1863.
Según varias hipótesis, Delacroix pudo ser hijo biológico del político Talleyrand, al
que Delacroix se parece físicamente. Al parecer, su padre "oficial" había quedado
estéril a causa de una enfermedad. De todas formas, Eugène fue registrado como hijo
de Charles Delacroix, político de profesión, Ministro de Exteriores del Directorio
(Francia) y de Victoire Oeben perteneciente a una familia de ebanistas, artesanos y
dibujantes. Es el cuarto y último hijo del matrimonio.
Charles Delacroix muere en 1805 siendo en ese momento prefecto de Gironda. La
madre del pintor, Victoire se instala en Paris en la casa de una de sus hijas Henriette
de Verninac. El joven Eugene acude al internado del Lycée Imperial (más tarde liceo
Louis-le-Grand ). En 1814 muere su madre quedando huérfano pero bajo la
protección de su hermana mayor Henriette.
En 1815 siguiendo la recomendación de su tío, el pintor Henri-Francois Riesener,
entra en el taller del pintor neoclásico Pierre Narcisse Guérin, donde Théodore
Géricault y el Barón Gros fueron sus maestros. Visitaba frecuentemente el Louvre,
estudiando y copiando a los grandes pintores que admiraba: Rubens, Velázquez,
Rembrandt, Paolo Veronese, y se debatió entre la tradición y el clasicismo y el deseo
de hallar, tras las apariencias, la realidad. El pintor paisajista Bonington le enseñó a
pintar la naturaleza. Raymond Soulier le inició en la acuarela.
3. En 1822, Delacroix expone, por primera vez, Dante y Virgilio en los infiernos, una
obra llena de fuerza, de una composición ambiciosa y colores muy trabajados: la luz
se desliza sobre las musculaturas hinchadas, un incendio consume una ciudad (en
segundo plano), las capas ondean al viento. La fantasía, lo macabro y el erotismo se
entremezclan. Dos años más tarde pinta Las matanzas de Quíos, una obra enérgica y
con un colorido mucho más vivo. Ambos cuadros concretizan su ambivalencia
interior que se debate entre el romanticismo y el clasicismo, entre diseño y color,
polémica interna que le acompañará durante toda su vida. En 1825, Delacroix se va
a Inglaterra donde pasará tres meses estudiando a los pintores ingleses, de manera
especial a John Constable, el mayor paisajista europeo de la época. Trata de desvelar
la técnica y el uso de los colores, analizando los efectos psíquicos que éstos provocan.
En 1827 expone La muerte de Sardanápalo, un cuadro en el que hace gala de una
de sus más espléndidas combinaciones del color. Con un trazado lleno de vigor, tras
un esbozo al temple hizo una serie de estudios parciales al pastel y, después, al
natural. El cuadro fue vendido en 1847 a M. Wilson, que lo instala en su castillo de
Brie, lo que provocó un grave deterioro del cuadro, y requirió una difícil
restauración. El artista frecuenta los salones literarios donde conoce a
Stendhal, Mérimée, Victor Hugo, Alexandre Dumas, Baudelaire. Melómano
apasionado, se relaciona con Paganini, Frédéric Chopin, Franz Liszt, entre otros;
Delacroix prefiere la amistad de músicos, escritores (George Sand) y poetas a la de
los pintores de su época.
17. Según la prestigiosa y reconocida historiadora Ruiz, Delacroix escogió a Dante
para realizar varias de sus obras. Fue el más emblemático pintor del movimiento
romántico aparecido en el primer tercio del siglo XIX, cuya influencia se extendió
hasta los impresionistas. Etiquetado inicialmente como neoclásico, aunque
opuesto totalmente a Ingres, ambos son criticados en los diferentes Salones en los
que exponían. A partir de la exposición de 1855, Delacroix se convirtió en la
figura que supo sobrepasar la formación clásica para "renovar" la pintura. A su
fallecimiento, los artistas contemporáneos le rindieron sentidos homenajes, en
especial Gustave Courbet. Auténtico genio, dejó numerosas obras que tenían
mucho que ver con la actualidad de su época (Las Matanzas de Quío o la Libertad
guiando al Pueblo). También destacó como pintor religioso pese a sus continuas
declaraciones de ateísmo. Sus obras manifiestan una gran maestría en la utilización
del color. A sus 30 años logra provocar controversia en el público con el cuadro La
Muerte de Sardanápalo pintado en 1827 y expuesto en el Salón de Paris, la
pintura es un buen ejemplo de lo que era importante para los románticos
franceses, el superhombre desbocado en calidad de héroe, la combinación de
erotismo y muerte, el decorado oriental, los grandes movimientos en lugar de una
composición equilibrada y apacible, y el predominio del color sobre la línea.
Delacroix la llamará "la Proeza asiática".
21. En 1832, realiza un viaje de seis meses a Marruecos y Argelia, descubriendo allí la
deslumbrante luz y el color de sus paisajes, sus gentes, la sensualidad y el misterio,
sensaciones intensas que se reflejarán en toda su obra posterior. Luís Felipe de
Francia decide mandar una delegación especial a Marruecos para mantener el
control sobre el Mulay Abd ar-Rahman ibn Hicham, elige al conde Charles Edgar de
Mornay, antiguo gentil hombre de la corte de Carlos X, lo acompañara su amante
oficial Mademoiselle Mars que le sugiere incluir en la lista de viajeros a Eugene
Delacroix. En este periodo a Delacroix ya se le había entregado la Legión de Honor,
y era muy apreciado en la sociedad Francesa. La Hacienda Real se limitará a pagarle
únicamente el trayecto entre Tolón y Tánger, el artista tendrá que pagar sus gastos
personales durante el viaje. El 1 de enero de 1832, a las tres de la mañana, después de
cenar con el conde Charles Edgar de Mornay y Mademoiselle Mars por la celebración
de San Silvestre, Delacroix parte con la comitiva a Tolón para abordar la fragata “La
Perle”, la cual zarpará hasta el 11 de enero hacia África del Norte. Se conocen muy
bien los pormenores de este viaje gracias al Diario de Delacroix, sus cartas dirigidas a
sus amigos y el álbum de croquis que realizara. Estos documentos hacen posible
seguir la crónica casi diaria del artista paseando por la ciudad o el campo,
participando en las fiestas y actividades en las ciudades de Tánger, Fez, Mequínez,
Orán y Argel. Delacroix queda deslumbrado al llegar a Tánger, este viaje a Marruecos
produce una transformación innegable en su obra.
28. Está convencido que en África del Norte se puede contemplar como eran
las antiguas civilizaciones, las compara con los Griegos y los Romanos. En
un documento expuesto en el Museo del Louvre se puede leer: "Imagina
querido amigo, lo que supone contemplar las puestas del sol, ver a
personas que se parecen a antiguos cónsules, Catones y Brutos, paseando
por las calles, arreglando sus sandalias, a los que ni siquiera falta aire
desdeñoso que deben de tener los amos del mundo". (Carta de Delacroix a
Pierret el 29 de abril 1832.)
En su llegada a Argel consigue entrar de forma secreta a un harén de la
autoridad portuaria, en esta visita logra hacer varios dibujos sobre la
vestimenta de las mujeres musulmanas. Estos numerosos croquis y dibujos
le servirán a su regreso a Francia para conseguir pintar con mucho detalles
Mujeres en su Aposento en Argel (1834). Después de su viaje a Marruecos,
sus anotaciones le serán de gran inspiración para realizar los lienzos como
“Boda judía en Marruecos”(1837) -Delacroix participo realmente en una
boda judía en la ciudad de Tánger-, “El Mulay Abderraman, Sultán de
Marruecos, saliendo de su palacio de Mequinez rodeado de su guardia”
(1845), “Fanáticos de Tánger” (1837-1838), o “La Caza del León” (1855).