2. LA DESESPERANZA
Si el ser humano se sitúa ante
la muerte no podemos sino
reconocer que dicho
acontecimiento es la invitación
absoluta al desespero.
3. LA DESESPERANZA
El desesperado vive en un
tiempo que podríamos tachar
de cerrado, vive ahogado por el
tener, que nada le sea
arrebatado.
4. LA DESESPERANZA
La desesperanza se da cuando no
descubro en mi análisis de lo real
nada que resista a un proceso de
disolución, cuando mi reflexión es
incapaz de señalar eso que pudiera
resultar intocable por el paso del
tiempo.
5. LA DESESPERANZA
La desesperación no es no
esperar, sino desear con
ansia, pero con un gran temor
de que no se llegará a ser
aquello que se desea.
7. LA DESESPERANZA
Es precisamente ese “todavíano-logrado” en el algo a realizar
lo que ensombrece
primariamente también el ahora
y aquí de algo realizado.
8. LA DESESPERANZA
Todo se encuentra en “penumbra”145.
El “aquí” y “ahora” se mueven en una
oscuridad y un desorden duraderos.
Esa proximidad de la oscuridad es el
último fundamento para la melancolía
del cumplimiento: no hay entrada en
el paraíso terrenal que no arroje
ningún tipo de sombra.
9. LA DESESPERANZA
No podemos despreciar la
desesperanza como dato odioso ni
la esperanza como ilusión. Al cabo
del camino en el que nos
encontramos sumidos se
encuentran las dos, cada una a
cada orilla del camino, cada una al
final de cada esquina de la calle.