1. Bogotá, 25 de febrero de 2013.
Pontificia Universidad Javeriana.
Información y Documentación.
Agustina LavignasseLübbe.
Sociedad de la información: la paradoja del desarrolloen un mundo donde la
obsolescencia programada ya no es viable.
Luego de leer el artículo de Carlos Valderrama, Sociedad de la información:
hegemonía, reduccionismo tecnológico y resistencias(2012), queda claro que la sociedad de
la información tiene implicaciones que van mucho más allá de las planteadas en la cumbre
de Génova (2001) y por la CMSI (Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información).
Los países más influyentes y ricos del mundo impulsan lo que llamaron la sociedad global
de la información promoviendo una economía mundial basada en el saber.
Según sus postulados, en esta sociedad de la información, las tecnologías deben
servir como soporte para economías en desarrollo, mejorar la asistencia y cohesión social,
promover la diversidad cultural y la paz internacional. Sin embargo, se hace bastante
evidente que este proyecto hegemónico termia siendo una gran paradoja que puede
mostrarse en la siguiente frase: “el rápido progreso de estas tecnologías brinda
oportunidades sin precedentes para alcanzar niveles más elevados de desarrollo” (Naciones
Unidas-ITU, 2005:9).
Según Valderrama, este discurso plantea que la solución a todos los problemas de
los países del tercer mundo se encuentra en ciertas aplicaciones tecnológicas. Lo que yo
hago es agregarle dos gigantes signos de interrogación a esta frase, uno al comienzo y otro
al final. Parece, más bien, que se nos burlaran en la cara a todos los países latinoamericanos
o africanos en donde seguramente, el hambre, las enfermedades, la desigualdad y la
violencia, por nombrar sólo algunos problemas, se solucionarán con acceso tecnológico.
¡Por favor!Esto es el determinismo tecnológico.
Quieren cerrar la brecha digital a través de la transferencia tecnológica desde los
países desarrollados a aquellos periféricos; traspaso que, a la hora de la verdad, tal como lo
expone el activista ghanés en el documental Comprar, tirar, comprar, no termina siendo
más que una transferencia de basura tecnológica inutilizable o reparable y “tu país se
convierte en el basurero del mundo” (Anane). ¿Qué más paradójico que esto? ¿dónde está
el desarrollo?
Por otro lado, el modelo hegemónico de la sociedad de la información también se
propone el acceso equitativo y universal a las tecnologías y a la conectividad. No obstante,
según un informe del portal Pingdom, para el año 2011, apenas un 30% de la población de
la tierra tenía acceso a la red global. Cifras que muestran la utopía e inviabilidad en la que
se sostienen muchas de las propuestas del proyecto de la sociedad de la información; sin
lugar a dudas, porque el mundo real en necesita solucionar problemas sociales más urgentes
que no se resuelven con tecnología e información para todos.
Asimismo, elcierre de la brecha digital se inscribe en la velocidad conveniente del
consumo tecnológico. “La fórmula innovación-obsolescencia-innovación orienta los ritmos
de los usos y apropiaciones de las TIC tanto de manera colectiva
comoindividual”.(Valderrama, 2012, pág. 20).
2. Sin embargo, el lado tranquilizador de esta problemática es que, según Thackara, la
economía de despilfarro está llegando a su fin porque ya no quedan lugares donde poner los
residuos. Tal vez, la solución, más que en el determinismo tecnológico está en volver a
la vieja escuela en la que los ingenieros se preocupaban por hacer productos
duraderos de buena calidad.
Por último, lo bueno de la era de internet es que los consumidores están dispuestos a
luchar contra la obsolescencia programada. La red les brinda a los consumidores un
espacio que les permite difundir muy rápidamente su descontento con algún producto
o hacer sus denuncias. Un caso como este es el de la batería del IPod, como se muestra
en el documental.
Es entonces, cuando enganchamos con las esperanzas de Valderrama y
empezamos a pensar que “otros mundos sí son posibles”. Mundos en donde aquellos
que tienen el acceso y manejan las plataformas hablarán no sólo por ellos sino
también por los consumidores de los lugares más pobres del planeta que no pueden
manifestarse y seguramente sembrarán la semilla de cambio de paradigma. El acceso
a las tecnologías digitales tal vez será un arma de doble filo para los países
dominantes, que más temprano que tarde tendrán que cambiar de modelo de
negocios ya que en un mundo finito, estos últimos no pueden separarse de la
sostenibilidad.