El dragón Echafuegos era muy presumido y solo pensaba en sí mismo, quemando las cosas de los demás, por lo que nadie quería ser su amigo. Un día se quedó sin fuego y se aburrió, pero no tenía a nadie con quien jugar. Más tarde ayudó a un ratón a cruzar un río, y desde entonces el dragón aprendió que era mejor ayudar a los demás, haciéndose feliz al ganarse muchos amigos.

1. El dragón feliz
Había una vez un dragón muy presumido. Era el
campeón ECHAFUEGOS.
-¡Hola! ¿A qué soy guapo?
Como era tan presumido nunca pensaba en los
demás y se pasaba el día quemando sus cosas.
Nadie le quería.

2. Un día sin saber por qué el dragón se quedó sin
fuego.
- ¡Vaya rollo!
- ¡Me aburro! ¡No tengo con quien jugar!
El dragón no hacía más que llorar. Fue a buscar a
alguien a quien contar su pena, pero no tenía
ningún amigo.

3. Un día encontró un ratón muy pequeñito que quería
cruzar el río pero no podía.
– Yo te ayudo, no te preocupes- le dijo el dragón.
A partir de ese momento el dragón se dio cuenta
que le iba mucho mejor ayudando a los demás.

4. Ahora el dragón es feliz, tiene muchos amigos y
todos le quieren.