1. LEO
En las culturas mesopotámicas aparece el león
con profusión, y para los egipcios fue el
símbolo solar de piel de oro que presidía las
inundaciones del Nilo, a la vez que era consagrado a
Nefertum (equivalente al prometeo griego) y a
Sekmeth, diosa de la guerra, cuya iconografía los representa
con cabeza de león.
Los griegos vieron la constelación de Leo al león de Nemea, al que
vencer y que era invulnerable, por lo que no pudo
matarle ni con sus famosas flechas ni con la espada, ni
tan siquiera con su enorme masa que, al intentarlo,
quedó hecha astillas, mientras que al león no le produjo
más que un leve zumbido en el oído. Finalmente,
Heracles acabó con el animal en una lucha cuerpo a
cuerpo, estrangulándole. Como era imposible
despellejarlo con una herramienta tradicional, el héroe
se sirvió de las propias uñas del animal, duras como el
diamante, para convertir la piel en manto y la cabeza en
casco que le sirvieron de armadura impermeable.
Eurísteo, al que servía Heracles, se había llevado tal susto cuando vio
el animal que mandó construir una gran vasija de bronce y escondería Leo (astronomía)
(del latín, león)
bajo tierra.
constelación del
Aún refiriendo esta aventura, nosotros no identificamos la hemisferio Norte
contestación con el león de Nemea, pues son dos leones de cielo y son que contiene la
los que tiran del carro de Cibeles, como en la famosa fuente de estrella de primera
Madrid, ya que en el zodiaco van por delante de Virgo, delante de esta magnitud Regulus.
eterna Virgen-Madre que aún pareciendo una paradoja biológica, es Leo es una
sin embargo una realidad sicológica profunda y, como tal, constante constelación del
sagrada en todas las religiones que refleja el instinto posesivo, el amor zodíaco una
excluyente de todo ser humano hacia su madre, y que intuitivamente le constelación
impide relacionarla con ninguna tercera persona, ni tal siquiera con el situada sobre la
propio padre. eclíptica, el
recorrido aparente
anual del Sol a
través del cielo.