Este pueblo gaditano se destaca por su singular disposición urbana en diferentes niveles de altura, siguiendo el curso del río Guadalporcún. En la parte baja, los vecinos construyeron sus casas aprovechando el espacio creado por el río en la roca. Se trata de un ejemplo excepcional de viviendas denominadas "abrigo bajo rocas", que se limitan a cerrar la pared rocosa y construir longitudinalmente, a diferencia de otras construcciones semitroglodíticas andaluzas.