2. El radar (término derivado
del acrónimo inglés radio detección and ra
nking, “detección y medición de distancias
por radio”) es un sistema que usa ondas
electromagnéticas para medir distancias,
altitudes, direcciones y velocidades de
objetos estáticos o móviles
como aeronaves, barcos, vehículos
motorizados, formaciones meteorológicas y
el propio terreno. Su funcionamiento se
basa en emitir un impulso de radio, que se
refleja en el objetivo y se recibe
típicamente en la misma posición del
emisor.
3. A partir de este "eco" se puede extraer
gran cantidad de información. El uso de
ondas electromagnéticas permite
detectar objetos más allá del rango de
otro tipo de emisiones (luz visible, sonido,
etc.)
4. Entre sus ámbitos de aplicación se
incluyen la meteorología, el control del
tráfico aéreo y terrestre y gran variedad
de usos militares
5. En 1864, James Clerk Maxwell describe las
leyes del electromagnetismo.
En 1888, Heinrich Rudolf Hertz demuestra que
las ondas electromagnéticas se reflejan en las
superficies metálicas.
Durante el Siglo XX, muchos inventores,
científicos e ingenieros han contribuido en el
desarrollo del radar, impulsados sobre todo por
el ambiente prebélico que precedió a
la Segunda Guerra Mundial, y a la propia
Guerra. Los grandes países que participaron
en ella fueron desarrollando de forma paralela
distintos sistemas radar, aportando grandes
avances cada uno de ellos para llegar a lo
que hoy conocemos sobre los sistemas radar.
6. En 1904 Christian Huelsmeyer patenta el
primer sistema anticolisión de
buques utilizando ondas electromagnéticas
Desarrollo de la radio y de la transmisión
inalámbrica (por Guglielmo Marconi, entre
otros), gracias a lo cual se desarrollan
las antenas.
En 1917, Nikola Tesla establece los principios
teóricos del futuro radar (frecuencias y
niveles de potencia).
En 1934, y gracias a un estudio sistemático
del magnetrón, se realizan ensayos sobre
sistemas de detección de onda
corta siguiendo los principios de Nikola
Tesla. De este modo nacen los radares de
ondas decimétricas.
7. Alemania
En 1934 el GEMA (Gesellschaft für Elektroakustische
und Mechanische Apparate), uno de cuyos
fundadores fue Hans Hollmann, construye
un magnetrón capaz de trabajar a 650 MHz. Ése fue
el paso tecnológico que permitió el desarrollo
del Freya, un radar de vigilancia aérea que
trabajaba a 125 MHz con un alcance entre 80 y
150 millas. Era un radar para trabajar en superficie
por sus dimensiones, por ello, una versión posterior
fue el Seetakt que trabajaba a 375 MHz y tenía un
alcance de 10 millas adaptado para ser montado
en buques. Este radar fue utilizado en el verano
de 1938 en la Guerra Civil Española.
8. La competencia en la industria alemana de la época hizo
que, en el año 1935, la empresa alemana Telefunken lanzara
un radar de antena parabólica giratoria, antecesor del radar
de alerta aérea Würzburg, radar de tiro de 560 MHz de
trabajo y con deflector de 3m de diámetro.
El Freya y el Würzburg fueron la base de la defensa terrestre
de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, y
el Steetakt pieza fundamental para la de detección a bordo
de los buques de la Armada Alemana. Al inicio de la
Segunda Guerra Mundial, Alemania estaba al frente de la
tecnología de radares, pero su decisión de alistar a
científicos e ingenieros en el frente, pensando que la guerra
sería corta y satisfactoria, hizo que no se produjeran avances
sustanciosos en esos años, en contramedida de sus
adversarios, que siguieron avanzando.
9. El modelo de radar actual fue creado en 1935 y desarrollado
principalmente en Inglaterra durante la Segunda Guerra
Mundial por el físico Robert Watson-Watt. Supuso una
notable ventaja táctica para la Royal Air Force en la Batalla
de Inglaterra, cuando aún era denominado RDF (Radio
Direction Finding). Aunque fue desarrollado con fines bélicos,
en la actualidad cuenta con multitud de usos civiles, siendo
la mejor herramienta para el control de tráfico aéreo.
En los momentos anteriores a la II Guerra Mundial, Robert
Watson-Watt, físico y director del Laboratorio de
Investigación de Radio y su ayudante, el físico Arnold Wilkins,
estuvieron a cargo de la invención de un “rayo de la
muerte” que sería utilizado en esa guerra. La idea de
Watson-Watt era elevar la temperatura del piloto atacante a
41 °C aproximadamente para que, al provocarle fiebre,
quedara incapacitado.
10. Mi cálculo mostró que, como era de esperarse, se
necesitaba generar una potencia enorme a cualquier
frecuencia de radio para producir fiebre en el cuerpo
de un piloto de avión, aun en el improbable caso de
que su cuerpo no estuviera protegido por el metal del
fuselaje [...]. Como nada cercano a dicha potencia se
podía producir, estaba claro que no era factible un
rayo de la muerte por medio de la radio. Le dije esto a
Watson-Watt al darle mi cálculo y me respondió: "Bien,
si un rayo de la muerte no es posible, ¿cómo podemos
entonces ayudarles? Yo contesté que los ingenieros de
la Oficina de Correos se habían dado cuenta de
perturbaciones en la recepción de muy altas
frecuencias cuando algún avión volaba en la
vecindad de sus receptores y que este fenómeno
podría ser útil para detectar aviones enemigos"
11. Esta observación, hecha en enero de 1935, dio lugar una
serie de hechos que culminaron con la invención del radar.
Los hechos a los que Wilkins se refirió habían sido observados
en muchos lugares y en todos se consideró esta perturbación
como un estorbo que mucha gente había tratado de
eliminar. De hecho, en 1932, la Oficina Postal Británica
publicó un informe en el que sus científicos documentaron
fenómenos naturales que afectaban la intensidad de la
señal electromagnética recibida: tormentas eléctricas,
vientos, lluvia y el paso de un aeroplano en la vecindad del
laboratorio. Wilkins conoció este informe de manera
accidental, conversando con la gente de la Oficina Postal,
que se quejaba por la interferencia.
12. Cuando Wilkins sugirió la posibilidad de utilizar el
fenómeno de interferencia de ondas de radio para
detectar aviones enemigos, Watson-Watt lo comisionó
inmediatamente para trabajar en el cálculo de los
aspectos cuantitativos.
Al terminar sus cálculos, a Wilkins le pareció increíble
que el efecto deseado pudiera detectarse; revisó sus
cálculos, no encontró ningún error y se los dio a
Watson-Watt, quien los vio fantásticos y verificó los
cálculos matemáticos. Al no encontrar error, envió los
resultados. El hecho de que un rayo de la muerte no
fuera factible no sorprendió, sin embargo atrajo la idea
de poder detectar un avión.
13. Dos científicos del Naval Research Laboratory (NRL) Hoyt Taylor y L.
Young dieron forma a las especulaciones de Marconi y las plasmaron
en un experimento en el que transmitieron una señal de radio de onda
continua a través del río Potomac detectando que al pasar los buques
se producían alteraciones en la calidad de la señal recibida. Lograron
perturbaciones con distancias de hasta tres millas. Observando esto,
concluyeron con que se podría diseñar un elemento que detectara
buques en el mar.
Al mismo tiempo, la Armada de los EE.UU. se encontraba muy ocupada
dotando a los buques de comunicaciones sin hilos. A pesar de esto, se
continuó con su investigación a nivel científico en muchos campos. Es
así que el NRL, en cooperación con el Carnegie Institute , durante el
año 1925 investigó la reflexión de ondas en la ionosfera y la modulación
por pulsos de la onda, de tal manera que conociendo el instante de
salida de un pulso y midiendo su retardo se podría calcular la distancia
del rebote. A partir de estas investigaciones se diseñó a principio de los
años 30 el primer radar de impulsos, obteniéndose los primeros pulsos
reflejados por aviones en diciembre de 1934. Aunque no fue hasta julio
de 1936 cuando consiguieron que funcionara correctamente, debido a
un error en el diseño del ancho de banda del receptor (demasiado
estrecho). El radar trabajaba a 200 MHz con una anchura de pulso de
10µs. Este radar utilizaba una única antena en emisión y recepción pues
incluía el primer duplexor, una novedad tecnológica que supuso una
gran diferencia entre países durante varios años.