1. Boa o elefante?, tinta sobre papel, Aura Cruz, 2009
Esperanza global, esperanza local
Por Aura Cruz
"Y el triunfo será de quien convierta en canto el gemido." (Alfonso Reyes)
Sucede que el hombre necesita esperanza. Esperanza que es concepto
dependiente del tiempo ya que viene de esperar. Esperar algo mejor que ya
vendrá, esperando que ya venga, es más…
Pensando entonces en la concepción del tiempo nos enfrentamos a innumerables
disertaciones. Hay unas que entienden que el tiempo es un paso absoluto ante el
cual no somos más que míseras partículas efímeras, como lo es la rosa del
Principito (Saint Exupery, 1945) para el geógrafo que el pequeño visita un día en
un lejano planeta y que, sin embargo, es para el niño lo más preciado.
Súbitamente el geógrafo se sintió emocionado:
-Pero... ¡tú vienes de muy lejos! ¡Tú eres un explorador! Vas a describirme tu planeta.
Y el geógrafo abriendo su registro afiló su lápiz. Los relatos de los exploradores se escriben primero con
lápiz. Se espera que el explorador presente sus pruebas para pasarlos a tinta.
-¿Y bien? -interrogó el geógrafo.
-¡Oh! Mi tierra -dijo el principito- no es interesante, todo es muy pequeño. Tengo tres volcanes, dos en
actividad y uno extinguido; pero nunca se sabe...
-No, nunca se sabe -dijo el geógrafo.
-Tengo también una flor.
-De las flores no tomamos nota.
2. -¿Por qué? ¡Son lo más bonito!
-Porque las flores son efímeras.
-¿Qué significa "efímera"?
-Las geografías -dijo el geógrafo- son los libros más preciados e interesantes; nunca pasan de moda. Es
muy raro que una montaña cambie de sitio o que un océano quede sin agua. Los geógrafos escribimos sobre
cosas eternas.
-Pero los volcanes extinguidos pueden despertarse -interrumpió el principito-. ¿Qué significa "efímera"?
-Que los volcanes estén o no en actividad es igual para nosotros. Lo interesante es la montaña que nunca
cambia.
-Pero, ¿qué significa "efímera"? -repitió el principito que en su vida había renunciado a una pregunta una
vez formulada.
-Significa que está amenazado de próxima desaparición.
-¿Mi flor está amenazada de desaparecer próximamente?
-Indudablemente.
"Mi flor as efímera -se dijo el principito- y no tiene más que cuatro espinas para defenderse contra el
mundo. ¡Y la he dejado allá sola en mi casa!" Por primera vez se arrepintió de haber dejado su planeta, pero
bien pronto recobró su valor.
Considerando que en efecto somos tan efímeros como una gota de lluvia que cae
ante la permanencia del universo, entonces podemos pensar el tiempo desde
nuestra efímera vida. El tiempo entonces se torna relevante y valioso tanto en su
forma de memoria, el pasado, como en las expectativas del futuro: el tiempo de la
esperanza…
Y el presente?
El presente es ciertamente el tiempo que tenemos, el único real, si bien en cuanto
aparece se convierte en pasado y justo una milésima de segundo antes de ser no
es más que puro futuro soñado.
Sin embargo, es el presente donde se trabaja la verdadera esperanza, es donde
construimos y vivimos la realidad que se nos presenta y que gracias a estos
tiempos “imaginados” que sólo viven en nuestra memoria, ¡bendita memoria!,
podemos reencaminar a nuevos rumbos: reinventando el pasado y reimaginando
el futuro de nuevas maneras, bajo otras luces.
Este presente
Hoy, ahora, es Barak Obama el depositario de la esperanza global. Basta con
revisar el festejo mundial el día de su triunfo… cuánta responsabilidad!
Sin duda es este hombre a la vez que hombre, símbolo de las revoluciones
sociales del siglo XX: la revolución racial, la juventud al poder,… tantas y tantas
esperanzas por fin cristalizadas en este individuo.
3. Esta esperanza es a la vez que inyección de fortaleza al mundo, peligro inminente
de la desilusión, y por tanto de la desesperanza; y no porque Obama sea incapaz
de cambiar el rumbo y la posición de su país hacia los otros, las alteridades que
somos para ese país, el dominante. Sin embargo, es iluso depositar sueños poco
plausibles de ser llevados a cabo bajo la sombra de las negociaciones y el poder
del capital que es más dictador que el peor de los dictadores.
Ya también Mario Benedetti, poeta, declaró hace un tiempo que la globalización es
la agonía sin fin de la esperanza i. Y este terrible y maligno poder reside en su
voluntad de absoluto, de “unidad blindada”, en su ignorancia determinada de
aquello que no es uniforme y que no se funde en un pensamiento único y
reduccionista.
Pero, ¡momento!, no es este un discurso de desesperanza, es un esfuerzo por
reubicarla en su fuente, en el presente y el presente propio, el que se tiene en las
manos. La esperanza se siembra en este tiempo y en este lugar.
Nuestra única oportunidad por cambiar el mundo es trabajar sobre el punto en el
que nos encontramos parados, por despojarnos de la depresión que acarrea el
extrañamiento de un pasado perdido (mas nunca de la memoria histórica, por
supuesto) y de la angustia que supone la incertidumbre del futuro (pero jamás la
pérdida de la capacidad de soñar mundos nuevos): Trabajar en el presente que se
extiende infinito pues siempre vivimos en él, diría sabiamente San Agustín.
Es curioso, pero creemos que vemos porque pensamos en el futuro, o bien porque
conocemos cada resquicio del pasado, pero no terminamos de vislumbrar su
significado y el poder que nos dan para actuar en el presente, para vivir
finalmente! Ciertamente, “lo importante es invisible para los ojos”, ciertamente
estamos viendo una gran boa que parece sombrero y no vemos el elefante que
lleva dentro, la ignorancia que recubre y se ha tragado a la sabiduría.
“En el libro se afirmaba: "La serpiente boa se traga su presa entera, sin masticarla. Luego ya no puede
moverse y duerme durante los seis meses que dura su digestión".
Reflexioné mucho en ese momento sobre las aventuras de la jungla y a mi vez logré trazar con un lápiz de
colores mi primer dibujo. Mi dibujo número uno era de esta manera:
Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo.
-¿por qué habría de asustar un sombrero? - me respondieron.
Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digiere un elefante. Dibujé
entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudieran comprender. Siempre
estas personas tienen necesidad de explicaciones. Mi dibujo número dos era así:
4. Las personas mayores me aconsejaron abandonar el dibujo de serpientes boas, ya fueran abiertas o
cerradas, y poner más interés en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. De esta manera a la edad
de seis años abandoné una magnífica carrera de pintor. Había quedado desilusionado por el fracaso de mis
dibujos número uno y número dos. Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es
muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones
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Cuando me he encontrado con alguien que me parecía un poco lúcido, lo he sometido a la experiencia de
mi dibujo número uno que he conservado siempre. Quería saber si verdaderamente era un ser comprensivo.
E invariablemente me contestaban siempre: "Es un sombrero". Me abstenía de hablarles de la serpiente boa,
de la selva virgen y de las estrellas. Poniéndome a su altura, les hablaba del bridge, del golf, de política y de
corbatas. Y mi interlocutor se quedaba muy contento de conocer a un hombre tan razonable.
Es preciso mirar el aquí, lo que está en nuestras narices, confiar en nuestra
capacidad creadora y transformadora. Muchos quizá podrán replicar cuán infinita
es nuestra impotencia frente a los monstruosos poderes de las fuerzas
magnánimas que hoy dirigen al mundo, pero vaya, es que hemos perdido la
orientación, el mundo que tenemos es este mundo próximo, nuestra casa, nuestro
barrio, nuestra ciudad, nuestra región,… pero habrá que comenzar por restablecer
la relación con la unidad mínima de ellos para pertenecer de nuevo a esta tierra
que nos brindó la existencia y que sigue esperando que un día podamos ver más
allá de lo visible: y sí! Lo importante es invisible para los ojos!
Quizá nuestro poder sólo se extienda a no más que “un asteroide” como sobre el
que reinaba ese pequeño príncipe que Saint-Exupéry nos brindó hace casi ya 64
años, pero ese asteroide nos resguarda y quizá un día se convierta en todo un
planeta.
Dejemos de esperar en otro, transformemos cada uno de nuestros días, tenemos
ese poder.
5. i
MB.- Te leo un escrito sobre la globalización, que tengo inédito: "De un tiempo a esta parte, nuestro enemigo no
tiene enemigos. Y, en consecuencia, todo lo ve global, todo absoluto. Sus neuronas son espingardas, sus
pensamientos son arcabuces, su corazón unidad blindada. Para sus malditos creadores, la globalización significa la
captura ad infinitum del poder omnímodo. Pero es también el sistema adicional de acabar con la Humanidad. Tal vez
sus gestores no advirtieron que la Humanidad no sólo incluye a los seres comunes, a los intelectuales y a los
menesterosos, sino también a los dueños del poder, a los fabricantes de misiles y a los empresarios de la muerte. La
globalización desprecia a todo lo no global, desde el desmesurado universo hasta el grillo minúsculo y sonoro. Es la
agonía sin fin de la esperanza, el futuro inundado de malogros, el desperdicio de la soledad. La globalización es un
volcán sin nombre. Y su lava hirviente y derramada acaba con las faunas y las floras".