1. Oso tramposo
Alfredo Gómez Cerda
AL REGRESAR A CASA, EL OSO BOMBO LE ENTREGÓ UN PAQUETENMUY BIEN
ENVUELTO A LA OSA SELMA.
‐ TE TRAIGO UN REGALO – LE DIJO.
HACÍA UN MES QUE SE HABÍAN CASADO Y UNA SEMANA QUE HABÍAN
REGRESADO DE LA LUNA DE MIEL.
‐ ¡UN ESPAJO! – EXCLAMÓ SELMA EMOCIONADA AL ABRIR EL PAQUETE.
BOMBO RECORDÓ LOS CONSEJOS QUE LE HABÍA DADO EL MAGO CUCUFATE, A
QUIEN HABÍA COMPRADO AQUEL ESPEJO EN MEDIO DEL BOSQUE Y, POR ESO, LE DIJO
A SU ESPOSA:
‐ NO DEBES ROMPERLO, PUES SI LO HACES EL INFORTUNIO ENTRARÁ EN
NUESTRA CASA DURANTE SIETE AÑOS.
SELMA NO QUERÍA QUE EL INFORTUNIO ENTRASE EN SU CASA. HABÍA OÍDO
COSAS TERRIBLES DE ÉL. POR ESO, LE PIDIÓ A BOMBO QUE CLAVASE UNA ESCARPIA
EN LA PARED PARA COLGARLO. NUNCA LO DESCOLGARÍA PARA EVITAR QUE SE
ROMPIESE.
AL DÍA SIGUIENTE, BOMBO SE MARCHÓ AL TRABAJO Y SELMA COMENZÓ A
HACER PLANES.
‐ NO PIENSO QUEDARME EN CASA TODA LA VIDA FREGOTEANDO. SOY JOVEN,
FUERTE, ALEGRE, SIMPÁTICA Y, AUNQUE ESTÉ MAL DECIRLO, HASTA GUAPA.
AL PRONUNCIAR ESTA ÚLTIMA PALABRA LE ENTRARON GANAS DE MIRARSE
EN EL ESPEJO QUE LE HABÍA REGALADO BOMBO Y…
‐ ¡QUÉ HORROR! – GRITÓ.
NI SE VIO JOVEN, NI FUERTE, NI ALEGRE, NI SIMPÁTICA, NI GUAPA. TENÍA LOS
PELOS ENMARAÑADOS Y BOLSAS DEBAJO DE LOS OJOS. ESTABA ENCORVADA HACIA
DELANTE, TENÍA LA PANZA CAÍDA Y LE COLGABAN MICHELINES.

2. SE LE QUITARON LAS GANAS DE SALIR Y SE QUEDÓ EN CASA BARRIENDO EL
SUELO, QUITANDO EL POLVO DE LOS MUEBLES, FREGANDO CACHARROS,
ORDENANDO COSAS, PLANCHANDO ROPA…
CUANDO BOMBO REGRESÓ POR LA TARDE, ECHÓ UN VISTAZO Y SONRIÓ MUY
SATISFECHO.
TODO ESTABA LIMPIO, EN ORDEN, Y LA CENA CALIENTE SOBRE LA MESA. DIO
UN BESO A SELMA Y, MIENTRAS VEÍA LA TELE, RECORDÓ CON SATISFACCIÓN A
CUCUFATE. TENÍA RAZÓN CUANDO LE HABÍA ASEGURADO QUE SE TRATABA DE UN
ESPEJO MÁGICO.
FUERON PASANDO LOS DÍAS Y SELMA SE DESESPERABA. SACABA DEL
ARMARIO SU VESTIDO MÁS BONITO, SU SOMBRERO DE FLORES CON UNA CINTA ROSA,
SUS ZAPATOS RELUCIENTES. SE PINTABA LOS LABIOS DE ROJO Y SE DABA COLORETE
EN LAS MEJILLAS.
PERO AL MIRARSE EN EL ESPEJO SE LE SALTABAN LAS LÁGRIMAS.
‐ ¡DÓNDE VOY A IR CON ESTA PINTA!
EL VESTIDO APARECÍA SUCIO Y DESCOLORIDO, LAS FLORES DEL SOMBRERO
PARECÍAN CARDOS BORRIQUEROS Y LOS ZAPATOS ESTABAN VIEJOS Y CUARTEADOS.
Y NI EL CARMÍN NI EL COLORETE DEVOLVÍAN EL ESPLENDOR A SU CARA MUSTIA.
Y SELMA VOLVÍA A QUEDARSE EN CASA. A BARRER, A FREGAR, A GUISAR, A
PLANCHAR…
Y ASÍ UN DÍA, Y OTRO, Y OTRO MÁS…
MIENTRAS CENABAN, BOMBO PENSABA QUE AQUEL ESPEJO ERA LA MEJOR
COMPRA DE SU VIDA. ¡HACÍA PRODIGIOS! POR EL CONTRARIO, SELMA SUSPIRABA DE
PENA.
UN DÍA, MIENTRAS PASABA EL ASPIRADOR A LAS ALFOMBRAS, PENSÓ SELMA
QUE, A PESAR DE SU ASPECTO, SALDRÍA DE CASA Y BUSCARÍA UN TRABAJO, COMO SU
MARIDO. ELLA HABÍA IDO AL COLEGIO, AL INSTITUTO Y A LA UNIVERSIDAD. ESTABA
BIEN PREPARADA.
PERO CUANDO SE MIRÓ AL ESPEJO ANTES DE SALIR, SE DIO CUENTA DE QUE SE
HABÍA OLVIDADO DE TODO, HASTA DE SUMAR Y RESTAR.

3. ‐ ¿CUÁNTAS SON DOS MÁS DOS? ‐ SE PREGUNTÓ EN VOZ ALTA Y, AL NO
ENCONTRAR RESPUESTA, SE ECHÓ A LLORAR.
Y EN UN ATAQUE DE RABIA, DESCOLGÓ EL ESPEJO Y LO TIRÓ CONTRA EL
SUELO. SE HIZO MIL PEDAZOS.
ENSEGUIDA RECORDÓ LAS ADVERTENCIAS DE SU MARIDO Y PENSÓ QUE EL
INFORTUNIO ENTRARÍA SIN REMEDIO EN SU CASA.
ENTONCES SE AGACHÓ A RECOGER LOS TROZOS DEL ESPEJO. HABÍA UNO MÁS
GRANDE QUE LOS DEMÁS. SE MIRÓ EN ÉL Y LO QUE VIO LA LLENÓ DE ASOMBRO.
ERA ELLA MISMA, POR SUPUESTO, PERO SE VEÍA JOVEN, FUERTE, SIMPÁTICA,
GUAPA, ELEGANTE… ADEMÁS, DE REPENTE RECORDABA CUÁNTAS ERAN DOS MÁS
DOS Y TODO LO QUE HABÍA APRENDIDO EN EL COLEGIO, EL INSTITUTO Y LA
UNIVERSIDAD.
EL ESPEJO DEL MAGO, AL ROMPERSE, HABÍA PERDIDO TODOS SUS PODERES.
SELMA TIRÓ LOS TROZOS A LA BASURA.
LUEGO, SE PUSO SU VESTIDO MÁS ALEGRE, EL SOMBRERO DE FLORES CON LA
CINTA ROSA Y LOS ZAPATOS RELUCIENTES. SE PINTÓ LOS LABIOS Y SE ECHÓ
COLORETE EN LAS MEJILLAS, Y CANTANDO Y BAILANDO SALIÓ DE CASA Y SE
MARCHÓ.
Y NINGÚN OTRO TRAMPOSO FUE CAPAZ DE DETENERLA.