2. Un día tuve una cita a almorzar con unas amigas. Mae, una pequeña ancianita
de cabello corto, como de 75 años se nos unió. Todas juntas formamos un
grupo agradable. Cuando nos trajeron la cartilla para hacer el pedido, todas
ordenamos platos de fondo con carne de res o de pollo y un buen vino tinto,
excepto Mae quien pidió a la mesera: “¡Helados de crema por favor…
tres bolitas de chocolate recubiertas de chocolate acaramelado!"
3. No estaba segura de que mis oídos hubiesen captado bien y las otras
quedaron sorprendidas… “Junto con un pastel de ciruelas”… agregó Mae
completamente inmutable. Intentamos actuar de manera indiferente, como
si la gente hiciese esto todo el tiempo. Cuando nos trajeron los pedidos,
no disfruté el mío, no podía quitar mis ojos de Mae mientras saboreaba su
pastel con helados. Las otras damas mostraron consternación y
comieron sus almuerzos completamente sorprendidas.
4. La vez siguiente solamente invité a Mae a cenar.
Ordené carne blanca de atún con una copa de vino blanco y ella pidió
un “¡Banana Split!”. Sonreí. A lo que ella me preguntó si su pedido me
divertía. Le contesté: "Sí, pero también me confunde. ¿Cómo es que
ordena postres tan ricos, mientras yo siento que debo ser tradicional?”
Ella sonrió y me dijo: “¡Estoy probando todo lo que es posible!"
5. “Intento comer la comida que necesito y hacer las cosas que debo, pero la
vida es tan corta, mi amiga, odio perderme algo bueno. Este año me di
cuenta cuán vieja era (se sonrió). Nunca he estado tan vieja antes. Así que,
antes de morir, tengo que probar esas cosas que por años pasé por alto.
No he olido todas las flores todavía. Todavía hay muchos libros que
no he leído. Hay todavía mucho más helado acaramelado que probar
y papalotes (cometas) en el viento hacerlos volar”.
6. “Hay muchos centros comerciales en donde no he comprado. No me he
reído de todos los chistes. Me he perdido muchos éxitos de Broadway y
papas fritas y gaseosas. Quiero navegar una vez más en el mar y sentir el
rocío del océano en mi rostro. Quiero sentarme en una iglesia del campo y
una vez más agradecerle a Dios por Su gracia. Quiero untar mantequilla
sobre mi tostada cada mañana. Quiero realizar llamadas de larga distancia
sin límite de tiempo a la gente que más amo”.
7. “No he llorado todavía en todas las películas románticas o caminado en la
lluvia mañanera. Necesito sentir el viento en mi cabello. Quiero enamorarme
de nuevo. Así que si escojo postre en vez de cena, y si muriese esta noche,
diría que morí ganadora, porque no me perdí de nada, satisfice mi corazón.
Tuve aquel último mousse de chocolate antes de expirar“.
8. Con aquello dicho por Mae, llamé a la mesera y le dije:
"Cambié de parecer, quiero lo que ella pidió…
¡sólo que me agrega un poco más de crema batida!”.
9. Vivamos bien, amemos mucho y riamos a menudo, ¡seamos felices!
Recordemos que la felicidad no se basa en posesiones, poder o prestigio,
sino en las relaciones con la gente que amamos y respetamos.
Recordemos que mientras que el dinero habla… ¡el chocolate canta!
10. A veces, pensamos que de alguna manera tenemos control sobre la
longitud de nuestra travesía por este mundo y queremos estirar
dicha travesía al máximo.
11. Recuerdo el caso de una señora que vivía en una casa en penumbras a
pesar de contar con muchísimos recursos financieros, ella seguía
ahorrando luz al extremo, tan sólo porque se había acostumbrado a
hacerlo por más de 40 años, al comienzo de los cuales había
experimentado bastante escasez.
12. ¡Vamos, vamos!... disfrutemos cada día lo que el Señor
nos ha concedido, y compartamos con los demás lo que
Él nos ha dado… ¡incluyendo el gozo de vivir!