El poema describe al hablante besando y acariciando las manos, cuello y cabello de su amada, recogiendo rosas de sus labios sin temor a espinas, hasta que la luz del sol le hiere los ojos, matando su gloria y suerte. El hablante maldice al sol por interrumpir su momento de amor, deseando que rayos maten al sol como a su propio hijo.