2. Yo pienso que el tiempo que pasamos
con cada amigo es lo que hace a cada
amigo tan importante.
Las amistades se construyen de
a pedacitos.
Pedacitos de tiempo que vivimos con
cada persona.
3. No importa la cantidad de tiempo
que pasamos con cada
amigo, sino la
calidad del tiempo
qué vivimos con cada persona.
Cinco minutos pueden ser más
importantes que un día entero.
4. Así, hay amistades hechas de risas y
dolores compartidos; otras de la
escuela, otras de salidas, cine y
diversión; también están aquéllas
que nacen y no sabemos de qué o
por qué, pero sabemos que están
presentes.
5. Tal vez éstas estén hechas de
silencios compartidos, o de mutua
simpatía que no tiene
explicación.
Hoy también hay muchas amistades
hechas sólo de e-mails, nuestras
“amistades virtuales” nos hacen
reír, pensar, reflexionar...
6. Aprendemos a amar a las personas
sin juzgarlas por su apariencia o modo
de ser, sin poder etiquetarlas
(como a veces hacemos
inconcientemente).
Hay amistades profundas que nacen así.
7. Saint-Exupéry dijo:
“Fue el tiempo que pasaste con tu
rosa lo que la hizo tan importante".
Pienso que el tiempo que pasamos
con cada amigo es lo que lo hace tan
importante.
8. Porque el tiempo “perdido” con
amigos no existe
es tiempo
ganado, aprovechado, vivido.
Son recuerdos para un momento
o
para toda una vida.
9. Un amigo se torna importante
para nosotros y nosotros para
él, cuando somos
capaces, aún en su
ausencia, de reír o llorar, de extrañar
o querer estar bien cerca de él sólo
para disfrutar de su compañía.
10. Podemos tener varios mejores amigos
de diversas maneras.
Lo importante es saber aprovechar al
máximo cada minuto vivido y tener
después, en nuestros recuerdos,
horas para pasar con ellos, aunque
estén lejos.