La nutrición es el proceso por el cual extraemos nutrientes de los alimentos ingeridos, mientras que la alimentación es el proceso de ingesta de alimentos. Para mantener un peso saludable, es importante que nuestra alimentación se base en alimentos altamente nutritivos y que podamos digerir con eficiencia. Una dieta equilibrada y adecuada a nuestra capacidad digestiva garantiza la salud y un peso adecuado, mientras que los problemas digestivos prolongados pueden agravar el sobrepeso al impedir que el cuerpo elimine lo que no necesita
1. Nos alimentamos de aquello que digerimos
Así como la alimentación es el proceso por medio del cual ingerimos determinados productos, la
nutrición es el proceso que nos permite aprovechar los nutrientes contenidos en estos alimentos.
Aunque están muy relacionados, no son sinónimos y, algunas veces, no nos alimentamos con
productos que nos nutran de la mejor manera.
La nutrición es la acción por medio de la cual extraemos, transformamos y utilizamos nutrientes de
los alimentos que ingerimos. Se trata de un proceso autónomo en el que no podemos influir de
directamente pero sí de forma indirecta, pues la alimentación sí es o debería ser un proceso
consciente.
Para perder peso es muy importante que la alimentación se base en alimentos altamente nutritivos
y seamos capaces podamos digerir con eficiencia, pues no todos los alimentos que comemos son
capaces de nutrirnos de igual forma. Por ejemplo, aquellos alimentos que nos resultan indigestos y
que llegan al intestino grueso parcialmente digeridos, acabarán pudriéndose y no pueden ser
aprovechados correctamente. Generalmente los alimentos naturales no resultan indigestos por sí
mismos salvo que sean ingeridos en grandes cantidades, pero efectivamente hay personas que no
toleran ciertos productos y es importante que sean capaces de identificarlos y eliminarlos de su
dieta. La mejor forma de hacerlo es suprimiendo temporalmente los alimentos sospechosos: dejar
de comerlos y, si pasadas dos o tres semanas se consigue mejorar las digestiones, hacer la prueba de
reincorporarlos uno a uno para comprobar cuál era el que ocasionaba el problema.
Una dieta adecuada a nuestra capacidad digestiva, balanceada y equilibrada es una garantía de
salud y, por lo tanto, de un peso y unos índices de grasa corporal adecuados. En cambio, cuando los
problemas digestivos se prolongan, se deteriora la flora intestinal de tal manera que el intestino se
hace hiperpermeable; es decir, permite el paso a la sangre de sustancias tóxicas que deberán ser
procesadas en el hígado. A la larga el hígado sufre de este exceso de carga y comienza a perder
eficiencia. Poco a poco comenzamos a intoxicarnos. Este mecanismo puede ser un agravante del
sobrepeso, pues el cuerpo no es capaz de deshacerse de aquello que no necesita.
La llamada comida basura, ya sean hamburguesas de un fast food de mala calidad o platos
preparados industrialmente, cargados de conservantes, colorantes, espesantes y aditivos de toda
clase, además de harinas y azúcares refinados, así como grasas y aceites de mala calidad, atentan
continuamente con el equilibrio físico que buscamos pues resultan mucho menos nutritivos que
los alimentos naturales cocinados con técnicas tradicionales. El primer cambio que le propone este
libro es que desde ya elimine de su menú diario la comida basura y que, si sus digestiones no son
eficientes, intente identificar la causa del problema y solucionarla.