Arturo comenzó su día escolar con una clase de español y luego tuvo dos clases de lectura, lo cual le encantó porque le gustaba leer mucho. Su maestra los llevó al salón de lectura, un lugar que Arturo encontró maravilloso, donde se sintió muy cómodo. Mientras leía el libro "El caballero de la armadura oxidada" en el salón de lectura, terminó la segunda clase.