Este poema ofrece cuatro consejos sobre cómo enfrentar los desafíos de la vida. Primero, sugiere no llamar "adversidad" a las caídas y fracasos, sino "sabiduría". Luego aconseja no ver los cambios de planes como un "castigo", sino como "enseñanza". También propone no considerar la rutina diaria como tal, sino como "experiencia". Finalmente, invita a no ver el tiempo con los seres queridos como una "casualidad", sino como "amistad".
2. A eso de caer y volver a levantarte,
de fracasar y volver a comenzar,
de seguir un camino y tener que torcerlo,
de encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso…, no le llames adversidad, llámale
Sabiduría
3. A eso de sentir la mano de Dios y saberte
importante,
de fijarte una meta y tener que seguir otra,
de huir de una prueba y tener que encararla,
de planear un vuelo y tener que recortarlo,
de aspirar y no poder,
de querer y no saber,
de avanzar y no llegar.
A eso…, no le llames castigo, llámale
Enseñanza.
4. A eso de pasar juntos días radiantes,
días felices y días tristes,
días de soledad y días de compañía.
A eso…, no le llames rutina, llámale
Experiencia.
5. A eso, de que tus ojos estén leyendo este mensaje
y que tengas el tiempo para disfrutarlo, que
escuches esa melodía y tenga esa sensación de
cariño…
A eso …, no le llames casualidad, llamale
Amistad.