Ya Desde Antiguo La Propiedad De Los Montes Sl Poder PúBlico De La Coron
1. Ya desde antiguo la propiedad de los montes se configuró como regalía que
otorgaba el dominio eminente al poder público de la corona y los montes
particulares en España siempre fueron considerados, por fueros y
pragmáticas, como bienes privados sujetos a limitaciones de interés
público. Esto explica que la propiedad del monte se encuentre condicionada
por preceptos que obligan al titular al uso responsable de estos recursos lo
cual exige llevar a cabo una serie de medidas y actuaciones onerosas, que
rara vez tienen retorno para el propietario y que invitan a abandonar la
actividad por el insignificante beneficio que producen. Para mayor
sufrimiento de los pequeños propietarios, tanto la propiedad forestal como
la agraria están sujetos en ocasiones a la exigencia de facilitar el disfrute
de bienes naturales al mayor número de usuarios, -ecologistas dicen
llamarse, la mayoría-.
La función social del terreno forestal requiere la intervención de Gobiernos
autonómicos y municipios que debe orientarse a lograr el aprovechamiento
sostenible de los montes, (uno de los mas lógicos es permitir la plantación
de Eucalipto ya que las condiciones climáticas son las idóneas, incluso
mejores que en Australia- y esto se lo he oído en persona a un consultor,
contratado por una importante empresa gallega, que vino de Tasmania y
para quien hice labores de interprete, recorriéndonos en una semana casi
toda la franja litoral Asturiana y Gallega -) cualquiera que sea su
titularidad lo que conlleva que los poderes públicos han de garantizar la
equidad en el desarrollo tanto del interés privado y del general, aplicando el
derecho de ayuda y compensación que corresponde al titular que sufra
limitaciones, cargas y obligaciones de interés público, en definitiva, es
preciso ayudar a rentabilizar el monte a fin de evitar el declive rural ,y el
aprovechamiento forestal por medio de especies de crecimiento rápido,
refutando con datos objetivos las razones argumentadas por los ecologistas
anti-eucalipto (por cierto el pinus insignis, con el que no se meten también
es una especie introducida en la península y ya de paso si nos ponemos,
hasta las patatas), es la única salida para el monte gallego.