El autor argumenta que las acampadas piden un alto en el camino para detener las medidas aceleradas que están dañando al planeta y a las personas. Señala varios problemas como la industrialización excesiva, la pérdida del campesinado, la banca corrupta, la falta de crédito para la educación y el emprendimiento, y la política al servicio de las corporaciones. Concluye que debemos hacer una pausa para reflexionar sobre un camino más sostenible.
MINERIA: Real Potencial Minero del Ecuador, por Pablo Duque
Prohibido acampar
1. Prohibido acampar
Gustavo Duch. 19 de mayo de 2011
A ver si lo he entendido y puedo explicarlo. Poco a poco, lo más fácil y didáctico
posible, para que, la clase política -y su periodismo cautivo-, lo entiendan.
Las acampadas, piden exactamente eso: un alto en el camino, un momento de
calma en el recorrido, un freno en este acelerón descontrolado, un stop a nuevas
medidas. Porque el Planeta y las personas que en Él cohabitamos no aguanta más:
Los alimentos que entran por la boca, se cultivan en fábricas, y nos matan por
dentro.
Las fábricas contratan máquinas sin parar; y cada vez hay más parados.
El campesinado, de profesión hacedores de comida, muere de hambre, de
deudas, o de pena.
Los banqueros, son ladrones. Y el robo está subvencionado.
Las subvenciones, ni socorren ni auxilian. Privilegian.
El ser humano, bípedo, ya no sabe andar, sólo sabe pisotear.
La energía se crea y se transforma; y se derrama tóxica como lava de un
volcán.
Las abejas desaparecen y ningún gobierno declara ‘situación catastrófica’.
En las prisiones trabajan inocentes, en los escaños descansan malhechores.
El petróleo ya se ha acabado, pero se siguen fabricando coches a gasolina y
tractores a gasoil.
En el banco no hay crédito para las personas emprendedoras, a no ser que
armes la Guerra. Y el arma de la educación ha perdido todo el crédito.
Los laboratorios inventan curas para las epidemias de los ricos. Las
desnutriciones, malarias o gripes comunes se califican como ‘patologías sin
remedios’.
En la bolsa se juega con la comida; y la bolsa del pan está vacía.
La clase política, en general, está al servicio de las corporaciones; y en
particular les limpia los mocasines.
2. Los brotes verdes ya no salen por primavera. Con sus hermanas otoño,
invierno y verano, las estaciones, buscan refugio… en otro universo.
Paremos. Alto. ¡Acampemos!
Hagamos un fuego. Y que sea chiquito, que nos hará estar más juntas, más
apretadas. Más sostenible. Canturreemos algunas canciones que nos devuelvan la
alegría. Conciliemos el sueño. Sueños reparadores.
En las primeras luces del amanecer, quien sabe si descubrimos sendas nunca
exploradas. Si miramos hacia atrás, tal vez recuperaremos otra forma y ritmo en el
caminar.
Por el momento, rellenemos las cantimploras. Aunque lo prohíban.
Esta entrada fue publicada en Señalando con el dedo.
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Gustavo Duch Guillot
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"Porque contar es otra forma de caminar"