1. ¿Cómo escuchamos?
Las ondas sonoras viajan desde el oído externo al oído medio, pasan a través del tímpano y entran al
oído interno, donde son interpretadas y se comunican con estructuras nerviosas.
Para oír, primero deben existir ondas sonoras que viajen a través del aire. Estas ondas llegan a nuestros oídos
a un kilómetro por segundo, aproximadamente, y se internan por medio del canal auditivo hasta el tímpano.
Este proceso se conoce como recepción del sonido.
La llegada del sonido a esta área provoca vibraciones en el tímpano que, a su vez, hacen moverse la cadena
de huesecillos del oído medio. Así, la vibración del martillo, yunque y estribo provoca presión en la
ventana oval de la cóclea y pone en movimiento el líquido contenido en ella. En estas estructuras se lleva a
cabo lo que se conoce como mecanización del sonido.
El movimiento de este líquido (perilinfa) hace vibrar los cilios de las células nerviosas contenidas en el
órgano de Corti que, a su vez, estimulan las terminaciones nerviosas del nervio auditivo, transformando las
vibraciones en impulsos nerviosos. Estos últimos se trasladan hasta la corteza cerebral, donde finalmente
son interpretados y se desencadena la sensación de sonido.
El perfecto equilibrio
En el oído también se encuentran los sensores del equilibrio. Estos se ubican en el sistema vestibular del
oído interno. El utrículo y el sáculo, mencionados anteriormente, son los encargados de detectar la posición
de la cabeza mientras no está en movimiento.
Para localizar las distintas posiciones de nuestra cabeza, el utrículo y el sáculo cuentan con una mácula donde
se encuentran las células ciliadas. Allí reciben la información necesaria para comunicar al cerebro la posición
en la que nos encontramos.
Además del utrículo y el sáculo, se encuentran los canales semicirculares, encargados de captar el
movimiento.
En el interior de estos canales es posible encontrar crestas con finos cilios, que se desplazan con la endolinfa
contenida en estos canales.
De esta forma, cualquier movimiento de nuestro cuerpo es captado por los cilios que, a su vez, los traducen en
impulsos nerviosos, para ser conducidos por el nervio vestibular hasta los centros nerviosos, que regulan el
equilibrio en nuestro cerebro.
Los huesecillos conectan el tímpano con la ventana oval.
2. El oído: Órgano de la audición y del equilibrio
El oído proporciona información importante al cerebro, a través de la generación de
percepciones auditivas.
El oído es el órgano del sentido de la audición y, junto con la vista, es el sentido más útil que poseemos, ya que ambos
conforman nuestro sistema de alerta frente a situaciones del entorno potencialmente peligrosas.
Además, ambos sentidos se apoyan mutuamente, de manera que cuando uno de ellos baja su rendimiento, el otro se
agudiza.
Pero el oído, aparte de reconocer sonidos, es responsable de que nuestro cuerpo mantenga una posición estable en
el espacio, es decir, del equilibrio.
Para cumplir sus distintas funciones, el oído posee una compleja estructura dividida en tres partes: el oído externo, el
oído medio y el oído interno.
El oído externo
Tiene como función transmitir las ondas de sonido al oído medio y proteger todas sus estructuras. Está constituido por el
pabellón auricular y el conducto auditivo externo.
El pabellón auricular es lo que comúnmente conocemos como oreja y es una prominencia compuesta por tejido
cartilaginoso recubierto de piel. Posee forma ovalada, con ondulaciones y rugosidades que permiten que las ondas
sonoras sean captadas en óptimas condiciones.
El conducto auditivo externo corresponde a una estructura tubular, que mide unos 2 a 3 cm de largo y posee alrededor de
7 mm de diámetro. Por dentro, este conducto está recubierto por las glándulas ceruminosas y vellosidades, que cumplen
la función de protegerlo de agentes externos. Este conducto termina en el tímpano, una membrana fina de gran
flexibilidad, condición que le permite realizar movimientos vibratorios al momento de recibir ondas sonoras y así
transmitirlas a los huesecillos del oído medio, a los cuales se encuentra unida.
El oído medio
Junto al oído externo, el oído medio está encargado de recibir el sonido y convertir las ondas de presión en
vibraciones mecánicas.
El oído medio también se conoce como caja timpánica y corresponde a una pequeña cavidad ubicada en el hueso
temporal del cráneo. Mide alrededor de 3 mm de profundidad y está llena de aire. La caja timpánica alberga a tres
huesecillos móviles: el martillo, el yunque y el estribo.
Estos pequeños huesos están sujetos al cráneo por medio de músculos entrelazados, que amplifican y transmiten las
vibraciones desde el tímpano hasta el oído interno. Se conectan el tímpano con la ventana oval, que es una membrana
que limita con el oído interno.
En la parte inferior del oído medio se encuentra la trompa de Eustaquio, un conducto de 4 cm de largo que se conecta
con la faringe. Su función consiste en equilibrar las diferencias de presión entre la cara externa e interna del tímpano, a
través de la entrada y salida de aire al oído medio.
El oído interno
Esta zona se constituye como una de las más importantes, ya que aquí las vibraciones de las ondas sonoras se
transforman en impulsos nerviosos que van directo a nuestro cerebro.
Está compuesta por laberintos óseos y tubos membranosos llenos de líquido y se divide en dos partes: el caracol o cóclea
y el vestíbulo.
El caracol, órgano interno de la audición, está formado por tres conductos paralelos: la rampa media, que contiene los
cilios auditivos y un líquido llamado endolinfa; la rampa vestibular, que sale de la ventana oval, y la rampa timpánica
limitada por la ventana redonda.
La rampa vestibular y timpánica contienen un líquido denominado perilinfa.
En el interior de la rampa media y sobre la membrana basilar se ubica el órgano de Corti, encargado de traducir las ondas
sonoras en impulsos nerviosos que llegan al cerebro, donde se interpreta el sonido escuchado; para ello, el órgano de
Corti contiene miles de células ciliadas sensibles.
El segundo componente del oído interno, el vestíbulo, posee una forma muy compleja, con una serie de cámaras y
conductos llenos de líquido. En la parte central se presentan dos cámaras, el utrículo y el sáculo, y tres prolongaciones
denominadas conductos semicirculares.
Estos últimos se encuentran orientados hacia los diferentes planos espaciales y albergan células que detectan y responden
a los movimientos de giro.
3. Enfermedades que afectan al Oído y su tratamiento.
Oído Externo:
OTITIS EXTERNA: Es el proceso de inflamación a cargo del oído que se localiza en su parte externa (pabellón y
conducto)
TIPOS: Condropeericondritis del pabellón: afección de los cartílagos del pabellón y su pericondrio, después de un
trauma local o un proceso de infeccioso general de todo el organismo.
Otitis externa purulenta aguda: puede localizarse en un furúnculo o difundida en toda la piel del conducto, y se origina
por escasa higiene, por microtrauma repelido y propagaciones del o
Los síntomas son : al principio se produce un irritación del oído acompañado de dolor, también puede haber un leve
perdida de la audición por causa del pus u otras secreciones del horno externo, también puedo haber fiebre.
oído Medio:
Otosclerosis: Esta enfermedad es producida por un crecimiento osificación anómalos de los huesos que forman la
entrada al oído interno, lo cual impide que la base del estribo vibre cuando las ondas sonoras inician sobre el
tímpano por el cual se produce una sordera cada vez mas fuerte.
Síntomas: suele darse en la época de la pubertad, de forma lenta y progresiva. El síntoma principal es que el
paciente comienza a hablar con un volumen mas alto de lo normal para compensar el ruido del ambiente que siente
en el interior del oído y el paciente tarda bastante tiempo en darse cuenta de su problema con seguridad
OTITIS MEDIA:
• Proceso inflamatorio de forma catarrales (sin pus) y forma purulentas, ambas pueden ser agudas o crónicas .
producidas por procesos oclusivos de la trompa de Eustaquio y de equiparar la presión del aire atmosférico
ambos lados del tímpano. La trompa se tapa con tapa con serosidad y con la llegada de gérmenes no piogenos
(sin pus).
• Causas: producida por la extensión de un proceso inflamatorio de la rinofaringe (aguda o crónica) o en tumores
y lesiones cicatrizadas.
• Síntomas:
• Dolor
Disminución de la audición
OÍDO INTERNO:
ENFERMEDAD DE MENIÉRE:
Es causada por una distensión imprevista de los canales semicirculares membranosos por el aumento de la endolinfa,
determinada por causas todavía desconocidas.
Síntomas: surgen repentinamente y consiste en una sensación de ruidos tormentosos con campanilleo acompañada de
vértigo nauseas y vómitos.
LABERINTITIS:
Inflamación aguda crónica del laberinto puede ser laberintitis anterior (órgano del oído) o laberintitis posterior (órgano
del equilibrio)
Tipos: laberintitis timpanogenos: consecuencia de la otitis media purulenta crónica o otitis aguda grave.
Laberintitis meningógenas: se observan infecciones graves generalizadas