Valladolid creció en importancia y el rey Alfonso VIII la incorporó a su corona en 1208. Su era más gloriosa comenzó en 1469 cuando Fernando de Aragón e Isabel de Castilla se casaron en Valladolid, uniendo los dos mayores reinos de la época. Valladolid se convirtió en la sede de la corte real y emergió como capital de España mientras el imperio crecía y dominaba gran parte del mundo.