Las centrales térmicas que queman carbón emiten grandes cantidades de dióxido de carbono al medio ambiente. Aunque el carbón es un combustible barato, su uso como fuente de energía no renovable genera efectos negativos como el calentamiento global, la descongelación de los polos, el aumento del nivel del mar y la extinción de especies árticas. Para mitigar estos impactos, es necesario cerrar las centrales más contaminantes y reemplazarlas por fuentes de energía renovables que produzcan menos emisiones de carbono