Los alumnos de la ESO a menudo se sienten como ciudadanos de segunda clase en la escuela. Aunque están en una edad de transición entre la niñez y la adultez, se les trata principalmente como niños en lugar de como jóvenes casi adultos. Es importante que las escuelas reconozcan que los estudiantes de la ESO son ciudadanos valiosos de la comunidad escolar y merecen ser tratados con más respeto.