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Cuando yo era chico me encantaban los
circos. Lo que más me gustaba eran los
animales, y mi preferido era el elefante.
la enorme bestia impresionaba a todos por su
peso, su tamaño y su descomunal fuerza. Pero,
después de la actuación y hasta un rato antes
de volver al escenario uno podía encontrar al
elefante atrás de la carpa principal,
La estaca era sol o en minúsculo pedazo de madera,
apenas enterrado superficialmente. Y aunque la
cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que
ese animal, capaz de arrancar un árbol de cuajo,
podría arrancar a estaca y huir.
Este elefante enorme y poderoso no escapa porque
que no puede hacerlo. Tiene grabado en la mente el
recuerdo de sus inútiles esfuerzos de entonces, ya
ha dejado de luchar. Nunca más trato de poner a
prueba su fuerza. Cada uno de nosotros es un poco
como ese elefante: vamos por el mundo atados a
cientos de estacas que nos restan libertad.
Creemos que no podemos con un montón de
cosas, simplemente porque alguna vez
probamos y no pudimos. Grabamos en nuestra
mente esas palabras: no puedo, nunca podre.
La única manera de saber cuáles son nuestras
limitaciones ahora es intentar de nuevo,
poniendo en ello todo el corazón.
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  • 1. Cuando yo era chico me encantaban los circos. Lo que más me gustaba eran los animales, y mi preferido era el elefante.
  • 2. la enorme bestia impresionaba a todos por su peso, su tamaño y su descomunal fuerza. Pero, después de la actuación y hasta un rato antes de volver al escenario uno podía encontrar al elefante atrás de la carpa principal,
  • 3. La estaca era sol o en minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado superficialmente. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal, capaz de arrancar un árbol de cuajo, podría arrancar a estaca y huir.
  • 4. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque que no puede hacerlo. Tiene grabado en la mente el recuerdo de sus inútiles esfuerzos de entonces, ya ha dejado de luchar. Nunca más trato de poner a prueba su fuerza. Cada uno de nosotros es un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.
  • 5. Creemos que no podemos con un montón de cosas, simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos. Grabamos en nuestra mente esas palabras: no puedo, nunca podre. La única manera de saber cuáles son nuestras limitaciones ahora es intentar de nuevo, poniendo en ello todo el corazón. No puedo No podre