Este poema ora para que el autor sea un instrumento de paz en el mundo, trayendo amor donde haya odio, perdón donde haya ofensas, unión donde haya discordia, y alegría donde haya tristeza. Pide no buscar consuelo sino consolar, comprender en lugar de ser comprendido, y amar en lugar de ser amado. Concluye que dando se recibe, olvidándose de sí mismo se encuentra uno a sí mismo, perdonando se obtiene perdón, y muriendo se resucita a la vida eterna.