1. La seguridad como producto de consumo
“Los miedos nos impulsan a emprender medidas defensivas…” (pág. 171)
El presente escrito, tiene el propósito de hacer un acercamiento al tema del miedo
expuesto por Zygmunt Buman en su libro Miedo Líquido. Será abordado a manera
de reflexión y llevado a la realidad contextual del ciudadano colombiano y
enfocado desde las cuestiones del uso del tema de la seguridad como elemento
estratégico de marketing de productos de consumo.
Colombia es un país que ha vivido en guerra desde hace muchos años, situación
que ha engendrado y mantenido una cultura violenta en todas las esferas de la
sociedad que no es ajena a ninguno de sus habitantes. De forma directa o
indirecta, los colombianos han tenido y tienen contacto con situaciones de
violencia, y el lenguaje de la inseguridad es algo incorporado dentro del léxico de
sus gobernantes y las diferentes clases sociales.
Este tema de la seguridad como elemento de marketing para productos de
consumo, aplica perfectamente a la realidad colombiana. Aclaro que Colombia no
es un país cuyas ciudades están destruidas por las guerras y los campos no están
plagados de numerosas guerrillas como se piensa en muchas partes del mundo y
como se ha visto en los medios de comunicación. Sin embargo, la seguridad no es
algo de lo que se hable como garantizada por sí sola en el diario vivir de las
actividades de todo tipo. Acá se vive con miedo, miedo a la noche, a los barrios, a
llevar dinero en efectivo en el bolsillo, a los ladrones, a dejar la casa sola, a hablar
con extraños, a llevar el bolso a cuestas, a abrir la puerta sin ver quién llama, a
suministrar datos personales, y muchos otros miedos. Estas situaciones permiten
que aparezcan aparatos, dispositivos, armas, personas, sistemas, entre otros; que
a cambio de dinero nos ofrecen seguridad frente a todo este tipo de situaciones
que pueden potencialmente ponernos en situaciones de vulnerabilidad. Esta
obsesión por la seguridad, abre mercados que no sólo satisfacen nuestra
2. necesidad de seguridad, sino que también, como dice Bauman, se convierte en la
fuente más prolífica e inagotable de la ansiedad y el miedo (pág. 168).
Es normal cuestionarse por la inseguridad y la necesidad de protección frente a
las situaciones de la cotidianidad de nuestros tiempos. Lo que resulta muy
interesante, es ver cómo la cultura violenta y el lenguaje de seguridad y protección
se ven a diario potenciados por la comunicación masiva y con fines comerciales.
La seguridad se ha vuelto un elemento casi tangible que se ofrece como cualquier
otro bien.
Tener miedo, se puede traducir fácilmente en trabajar para comprar seguridad,
para garantizar seguridad. Cualquier bien, comodidad, o necesidad, acarrea
consigo un gasto adicional en seguridad. Si vas a enviar un giro o un paquete,
más vale comprar un seguro en caso de daño o pérdida. Si vas a viajar, más vale
comprar un seguro en caso de accidente o de fallas mecánicas, si vas en carro, o
de retrasos en terminales; además es necesario que verifiques que la zona a la
que irás de viaje esté segura y libre de conflictos de orden público por esos días.
Si vas a comprar un carro, compra un seguro contra robo. Si vas a dejar tu casa
sola en vacaciones, instala una cerradura más segura, pon cámaras, alarmas,
paga un vigilante, o compra un seguro sobre tus enceres. Asegurarse es vivir
menos intranquilo, es pensar en no perder, o en perder menos en caso de que
algo suceda.
No hay un solo día que no se piense en hacer la vida más segura y reducir al
máximo los riesgos que afecten la normalidad de nuestras actividades. La rutina
incluye dormir, levantarse, prepararse, estudiar, trabajar, estar en familia, y para
poder hacer todas estas cosas que se encuentran en gran manera sesgadas por
los miedos del diario transcurrir, se compra y se vende seguridad en todos los
niveles y en diferentes presentaciones.
“El miedo… satura nuestras rutinas diarias…” (pág. 171)
Juan Carlos López / CC 1037573390
Curso de Teoría Política
Basado en la lectura del Libro Miedo Líquido de Zygmunt Buman