El poema describe la belleza de la naturaleza como una manifestación de la presencia de Dios. El autor pregunta si el lector ha experimentado la luz de la luna, los sonidos de la noche y la inspiración de los poemas, y afirma que Dios está presente en todas esas cosas. El poema concluye deseando que Dios conceda al lector la dicha de vivir con su corazón lleno de amor.