El documento describe una noche en un viejo bar donde un hombre tocaba el piano. Había estado tocando allí por mucho tiempo y su rostro mostraba las señales del paso del tiempo. Su música llenaba todo el lugar. La narradora entra al bar recordando el pasado que compartió con el hombre del piano. Aunque ya nada es igual, ella todavía lo ama. Saben que no podrán olvidar lo que fueron a pesar de que ahora viven vidas separadas.

1. El hombre del piano…

2. Era una noche como cualquiera…Mucho alcohol. Escondido tras una estática nube de humo era ya parte del paisaje del viejo bar, estaba estampado en sus grises paredes descascaradas…

3. Incontables y trasnochadas veladas habían transcurrido desde aquel debut en el piano… Era posible contarlas en las arrugas de su rostro tristemente envejecido y semi oculto detrás de una barba descuidada .

4. De pronto, sus manos de largos dedos, comenzaron a deslizarse sobre el teclado (como si acariciaran el cuerpo de una mujer). Un sonido casi angelical rasgó el silencio, invadió hasta el último rincón de ese lugar, sembrado de personajes repetidos, grotescas reproducciones de seres vulgares y viciosos… La música se metía en cada recóndito pliegue oscuro, trenzándose en las telarañas, y destrenzándose para caer sobre el piso manchado, como en una danza…

5. Los ojos casi inanimados del hombre del piano, permanecían entrecerrados… Se diría en un sueño postergado e inalcanzable. La música declinaba lentamente y, dos gruesas lágrimas, caían pesadamente sobre las teclas.

6. … Entré. Intentando ocultar el temor que me imponía ese sitio desagradable, caminé con simulada seguridad. Sentía crujir bajo mis pies, la madera gastada del piso. Mi corazón latía muy fuerte –como antes…mucho tiempo antes- Avancé. Cuando estuve allí, me apoyé con deliberada naturalidad sobre el viejo y conocido piano. Lo miré, me miró como si sus ojos pretendieran devorar mi pensamiento. Sin reproches, con cansancio, ajenos al entorno que no se explicaba el súbito silencio… supe que lo seguía amando.

7. Ya nada es igual, el mundo gira vertiginosamente y yo con él, sin poder bajarme para seguir soñando. -Supe que no me había olvidado- No es posible olvidar lo que fuimos… Habrá muchas noches más de alcohol, humo y música en soledad. Habrá muchos recuerdos agonizando…

8. Me descubro caminando viejas veredas, esquivando recuerdos. Me devuelvo a la cotidianidad. La vida a mi alrededor continúa sin advertir mi efímera ausencia. -Una vez más no me permito ser auténtica- Silvia