Se realiza una evaluación previa del equipo para registrar su estado físico y funcionamiento. Luego se evalúa el desempeño y estado de las partes para detectar y reparar cualquier falla. Finalmente, se limpia el interior del equipo aspirando el polvo y la suciedad, pero sin encenderlo de inmediato, dejándolo abierto para que salga el químico usado en la limpieza.