1. 5.4.1 CIUDADES
La Historia de la Humanidad se ha caracterizado por la creación de una estructura social y
tecnológica cada vez más compleja dirigida a captar la energía disponible del entorno.
El incremento en el flujo energético permite a su vez el crecimiento de los asentamientos
humanos. A medida que aumenta la población, la vida social se hace más densa y variada, lo
cual promueve el avance de la cultura. Las sociedades se colapsan cuando el flujo de energía se
interrumpe bruscamente.
2. El colapso se caracteriza por la reducción de los excedentes alimentarios, el agotamiento de las
reservas gubernamentales, la disminución del consumo de energía per cápita, el abandono de
infraestructuras clave como los sistemas de irrigación, las carreteras y los acueductos, el
aumento de la desconfianza popular hacia el Estado, la descomposición de la autoridad
central, la despoblación de las áreas urbanas y el aumento de la frecuencia de las invasiones y
los saqueos por parte de grupos o ejércitos procedentes del exterior.
En el sistema de producción hidráulica, en los primeros estadios se crean los sistemas de
irrigación, se abren nuevos campos para el cultivo y se construyen carreteras para trasladar el
grano del campo a la ciudad. El gasto energético tiene como resultado un incremento neto de
energía. En la fase final de la historia de la civilización, el Estado se ve obligado a dedicar más
dinero a conservar la infraestructura agrícola existente, así como a mantener las burocracias
estatales que controlan la sociedad.
3. Para dar respuesta a estas mayores necesidades energéticas se cae a menudo en una
sobreexplotación de los campos para obtener ingresos adicionales de energía, lo cual lleva a la
degradación y erosión del suelo y a un descenso de la productividad. La población cada vez
trabaja de manera más dura e intensiva. El Estado acostumbra a imponer más tributos a sus
súbditos para cubrir los objetivos. El malestar social obliga a dedicar parte de la energía en
mantener la ley y el orden, destinando las reservas alimentarias al estamento militar. A menos
que se encuentre un nuevo suministro energético, sea fruto de una conquista o de la
explotación de una nueva fuente de energía, el colapso es inevitable.