1. El valor de la amistad . La amistad es un vínculo
que nos proporciona la posibilidad de compartir
experiencias, conocimientos e incluso medios
económicos. Los lazos de amistad se potencia
recíprocamente y no puede existir por separado.
La realidad de la amistad es dual. Implica la
existencia de al menos dos personas. La amistad
necesita a un interlocutor para compartir, crecer
mutuamente y descubrir (se) en él sus valores y
también sus deficiencias.
2. El amor se piensa como un tópico muy filosófico,
incluso puede sonarnos a discurso religioso, sin
embargo es necesario pensarlo como el
referente más general que nos permite tomar
decisiones éticas. Es la base de toda nuestra
actuación, cuando se le considera y también
cuando no se le toma en cuenta.
Como sociedad estamos de acuerdo en que lo
mejor de la educación, del intelecto, de las
potencialidades humanas deben encaminarse al
bien individual y de la humanidad, no a la
justicia fría, no a la responsabilidad de cada
cual, ni al cumplimiento de las obligaciones que
nos tocan, sino más allá: tratar a cada quien
como quisiéramos ser tratados, con amor.
3. GENEROSIDAD: Dar y darse sin esperar nada a
cambio.
Hoy me he levantado preguntándome si
podría identificar algunas de las causas por
las que nuestra sociedad actual padece de
tantos males como el consumismo, la
violencia, la drogadicción, etc.
4. La solidaridad nace del ser humano y se
dirige esencialmente al ser humano.
La verdadera solidaridad, aquella que está
llamada a impulsar los verdaderos vientos de
cambio que favorezcan el desarrollo de los
individuos y las naciones, está fundada
principalmente en la igualdad universal que
une a todos los hombres. Esta igualdad es
una derivación directa e innegable de la
verdadera dignidad del ser humano, que
pertenece a la realidad intrínseca de la
persona, sin importar su raza, edad, sexo,
credo, nacionalidad o partido.
5. La confianza, como el arte, nunca proviene
de tener todas las respuestas, sino de estar
abierto a todas la preguntas.
La confianza ha de darnos la paz. No basta la
buena fe, es preciso mostrarla, porque los
hombres siempre ven y pocas veces piensan.
Confiar en todos es insensato; pero no
confiar en nadie es neurótica torpeza.