Tres lápices eran hermanos pero no lo sabían, se consideraban amigos y compartían la misma dueña. Cuando le preguntaron a su dueña sobre sus madres, ella les reveló que en realidad eran hermanos, lo que los sorprendió. Aunque la dueña se entristeció al contarles porque no se lo había dicho antes, lo único que quería era que permanecieran juntos.