La leyenda de la campana de Cuenca trata sobre un monje jesuita que se quedó encerrado en el convento cuando este fue clausurado en el siglo XVIII. Los ciudadanos oían ruidos extraños como campanas y un órgano procedentes del edificio vacío, hasta que las autoridades entraron y encontraron al monje enfermo que estaba tocando las campanas. El monje murió al día siguiente de ser rescatado.