3. Ambas se conduelen y una le dice a la otra:
“Maruja, yo no
soporto a esa gente
que pasa delante del
ciego sin siquiera
darle una moneda”
4. La otra asiente y reflexiona:
“Es que hay tanta gente
sin corazón. Ellos
debieran agradecerle a
Dios que otras sí
tenemos sentimientos
humanitarios para ayudar
al prójimo”
Entonces saca
un billete y lo
deposita en su
tarro.
5. Acto seguido se produce el siguiente diálogo:
¿Cuánto
le diste,
Mil pesos.
Maru? ¿Para qué le
diste tanto si
no ve?
The End
¿Y si estuviera
fingiendo...?
Colección de microcuentos en 100 palabras
luis manzi