Messaggio della Consigliera, Sr. Alaide Deretti_14 ottobre 2018_ESP
1. Tiempodelaescucha
Roma, 14 de octubre 2018
Queridas hermanas,
Un saludo muy cariñoso a cada una y un recuerdo en la oración,
sobre todo en este “mes misionero”, para que cada una pueda sentir resonar en el
propio corazón la invitación de Jesús: «Id al mundo entero y predicad el evangelio a toda criatura».
Sea nuestra respuesta gozosa, nuestra mirada amplia y nuestro corazón sin fronteras, abierto
a las grandes necesidades de los jóvenes y de las jóvenes. Propiamente son ellos, los jóvenes, el
centro de atención de la Iglesia en esta XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los
Obispos – Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional – en curso desde el 3 de octubre y que
se concluirá el próximo 28 de octubre.
El Papa Francisco insiste siempre en que la Iglesia tiene necesidad de escuchar a los
jóvenes. El mismo Instrumentum Laboris del Sínodo confirma que la Iglesia debe ponerse en
escucha de los jóvenes ¡ninguno está excluido! Incluso antes, el Documento preparatorio al Sínodo
ya invitaba a crecer en la “cultura de la escucha”.
Mirando la realidad que nos circunda podemos intuir cuánta necesidad tiene nuestro tiempo
de ser transformado en el tiempo de la escucha. Escuchar el grito de la juventud, «escuchar sus
historias, sus alegrías y esperanzas, sus tristezas y angustias, para compartir: es este el camino para
inculturar el Evangelio y evangelizar cada cultura, también aquella juvenil».
Puede ser, para nosotras, una bella ocasión y también un compromiso ¡para crecer en la
capacidad de escuchar! Como cada mañana, en la meditación escuchamos la Palabra de Dios, así,
del mismo modo, inmersas en nuestra misión durante cualquier día, los jóvenes se convierten para
nosotras FMA en la Palabra de Dios que es acogida y escuchada en la óptica de la razón, de la
religión y de la amorevolezza.
Queridas hermanas,
Además del Sínodo de los jóvenes, el mes de octubre nos hace otro GRAN DON: la
canonización del Papa Pablo VI, un Papa del corazón misionero, abierto a las nuevas fronteras de su
tiempo ¡amante de los jóvenes!
Se cuenta que un día el Papa Pablo VI, dirigiéndose al hermano Roger de Taizé, le dijo: «Si
usted tiene la clave para comunicar la fe a los jóvenes ¡dígamela!».
¡Una petición muy actual!
En la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi (n.72), el Papa Montini escribe: «Las
circunstancias nos invitan a prestar una atención especialísima a los jóvenes. Su importancia
numérica y su presencia creciente en la sociedad, los problemas que se les plantean deben despertar
en nosotros el deseo de ofrecerles con celo e inteligencia el ideal que deben conocer y vivir. Pero,
además, es necesario que los jóvenes bien formados en la fe y arraigados en la oración, se
conviertan cada vez más en los apóstoles de la juventud. La Iglesia espera mucho de ellos. Por
nuestra parte, hemos manifestado con frecuencia la confianza que depositamos en la juventud».
2. Tiempodelaescucha
Queridas hermanas,
En este 14 de octubre os invito a participar con “corazón eclesial y misionero” en la
Canonización del Papa Pablo VI y agradecer a Dios por el don de su santidad, don importante para
nuestro Instituto.
El 15 de julio de 1972, durante la Audiencia en ocasión del primer centenario del Instituto,
el Papa Pablo VI describe las dificultades que la Iglesia, el mundo, los jóvenes estaban atravesando
en aquel período y comparó la Iglesia con una barca que no se hunde porque está Jesús: ¡Jesús está
presente! Concluye su pensamiento con una pregunta y con una sugerencia: «¿Sabrá responder
vuestra Congregación a las esperanzas de la Iglesia en la atormentada hora que estamos viviendo?
Quisiera que cada una respondiera silenciosamente en su corazón: “¡Haré lo que pueda!”».
Entonces, queridas hermanas,
Dando continuidad al proyecto “Para una casa común en la diversidad de los pueblos”
quisiera proponeros escuchar en estos días al menos a un joven migrante. Es decir, escuchar a un
joven migrante o más de uno, escuchando “su historia, sus alegrías y esperanzas, sus tristezas y
angustias, para compartirlas”: este es el único camino para llevar el Evangelio a los jóvenes y los
jóvenes al Evangelio. Es el único camino para hacer a los jóvenes protagonistas de la propia
historia, y no solo, sino también, sobre todo, hacerlos “misioneros de otros jóvenes”.
Como el Papa Pablo VI, pido a cada una de responder en lo secreto del propio corazón:
“¡Haré lo que pueda!”. “¡Haré lo que pueda!”
Os agradezco por todas las resonancias llegadas al Ámbito en estos últimos meses
manifestando así vuestro aprecio por las propuestas que han surgido del proyecto “Para una casa
común en la diversidad de los pueblos”. Además, os expreso un GRACIAS GRANDE por vuestra
cercanía y oración con las neo-misioneras que el 30 de setiembre pasado recibieron, en la Basílica
de María Auxiliadora, el Envío y la Cruz misionera.
Cuando escuchamos el grito de los jóvenes y las necesidades de la Iglesia y del Instituto, no
podemos permanecer estáticas y bloqueadas en nuestro “pequeño mundo”. Dice el profeta Isaías
(40, 31): «Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas;
corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan».
De una escucha atenta y amable, siempre nace una respuesta de amor y de confianza, una
respuesta que hace correr sin agotarse y caminar sin fatigarse: “¡Heme aquí, envíame!”.
Hay tantos jóvenes migrantes que esperan nuestra mirada, nuestra cercanía, nuestro “ser
prójimas”; que esperan ¡un corazón consagrado al Señor que sabe escuchar!
Os abrazo y os aseguro mi cercanía y mi cariño,
Consejera para las Misiones