1. Es irónico.
Hay mil libros que muestran la manera en que las personas le pueden hacer frente a los problemas
de la vida, miles de autores que escriben y se ganan el pan de cada día diciéndoles a las personas
que tienen que hacer en casos de suma inestabilidad.
Pero a ninguno de ellos le sirven sus propios consejos y mucho menos al resto de personas.
Siempre he vivido y viviré eternamente interesada por los misterios de la vida, por aquellos a los
que muchos le plantean solución, le buscan la causa y efecto y, sin embargo, no tienen lógica. Pero
viviré eternamente embelesada por aquel misterio que reza: “De a pocos, la vida y el tiempo se
confabulan y te van de mostrando quienes te valoran y quienes no”
Intenté darle la contraria a este dicho casi hecho mandamiento, pero el juego me salió al revés.
Poco a poco fui llegando a la conclusión de que, en la vida, no se tiene siempre lo que se desea y
se ha sufrido por lo que se tiene, que la mente humana es el peor bote de basura cuando a
recuerdos dolorosos nos referimos, que el bienestar de un hombre nunca es estable pero que su
alrededor los cambia, que los conocidos pueden ser muchos, los amigos pocos y los confidentes
muchos menos, que la vida de un hombre siempre estará vacía y lo carcomerá de a pocos ese
hueco interno creado por naturaleza si no da y recibe amor, que el cuerpo humano puede ser una
buena tierra en la cual invertir pero no dura eternamente, el ser interno se asemeja mucho a la
vida después de la muerte: tú eliges cielo o infierno.
Por más que el hombre haya llegado a la luna y sepa que esta nunca fue de queso, poco o nada
sirve en la vida de algunos… eso no ha logrado resolver el hambre en áfrica ni mucho menos la
muerte.
Mi cabeza vaga por los aires y otras tantas galaxias buscándole la solución a los problemas
humanos más simples: qué ropa vestir hoy, qué color de esmalte cae con tal atuendo y porque no
puedo salir más seguido con mis amigos.
Pero la persona que piensa en esas cosas por más está decir que es superficial, pero no lo es por el
simple hecho de querer serlo, si no que por dentro llevan un vacío existencial profundo, algo que
intentan llenar a cualquier precio con lo que, sienten, los hacen más felices. Todas estas son
víctimas de afecto.
Es lamentable sentirme identificada con este grupo. Pero el vacío está ahí y no le encuentro
comisura alguna para poder cerrarlo de por vida.