LA CENA DEL SEÑOR UN ESTUDIO BIBLICO PARA LA IGLESIA DE CRISTO
Diferencias irreconciliables
1. DIFERENCIAS IRRECONCILIABLES
Esto va por ti y por mí. Por aquel chico que te mira desde la barra del bar, y
aquella chica que te encontraste ayer en la parada del bus. Va un poco por todos,
porque por mucho que nos empeñemos, todos somos diferentes. Por mucho que
deseemos ser como los demás, hay algo que nos hace únicos, y hay algo en ella que no
vas a encontrar en nadie más por mucho que busques. Y te felicito, porque de haber
dos personas exactas, la vida sería muchísimo más complicada.
Muchas gente se considerar rara, y ni siquiera sabe por qué. Ha oído hablar en
la televisión, tal vez en las redes sociales, qué es lo que hay que hacer, qué es lo que
hay que decir, cómo hay que vestir y en qué momento debemos hablar o callar. Pero
no, nadie en este mundo tiene ni puta idea. De tenerla, las cosas irían bastante mejor,
pero serían mucho más aburridas. No hay raros ni normales, sólo hay mayorías, cuyas
preferencias se asimilan porque han vivido lo mismo, en el mismo lugar, con la misma
gente, y han decidido que querían ser como ellos. Porque de eso se trata, de
decisiones, todos somos diferentes, no hay gente rara, hay gente que toma sus
decisiones independientemente de la de los demás. Y eso, eso está muy bien. Algunos
lo llaman “personalidad”.
Nos pasamos los días buscando a alguien con quien poder hablar de nuestras
rarezas sin que te sientas inferior ni superior, con alguien que te comprenda y no te
rechace. Pero más aún, nos pasamos la vida intentando encajar, y muchas veces no
nos damos cuenta que estamos jugando en el puzle equivocado.
Está bien que piensen que eres un friki porque estés siguiendo treinta series a
la vez, o prefieras quedarte en casa viendo por décimo octava vez la Guerra de las
Galaxias, o la saga de Crepúsculo. Que no te guste el fútbol y no conozcas a todos los
jugadores, ni siquiera a los mejores. Que esa nueva moda no te guste, ni ese nuevo
corte de pelo, y prefieras llevar otro que no aparezca en las revistas pero que a ti te
guste porque te siente bien. Que no salgas por los bares más frecuentados ni te guste
esa música que ni si quiera sabes cómo bailarla. Está bien que cambies de carrera, que
la dejes, que te dediques a la música, al teatro, a escribir, a viajar, que no hayas
seguido los pasos de tus padres, que hayas decidido hacer algo completamente
diferente, porque es lo que te hace feliz, y es a lo que quieres dedicar el resto de tus
días. Está bien que no hagas una carrera, que no tengas el mejor trabajo del mundo,
que no tengas tantos ceros en tu cuenta corriente. No te compres una casa, no la
alquiles, tal vez prefieras estar de aquí para allá sin ningún plan establecido y sin un
mapa al que seguir. No busques novio, no busques novia, o busca todos los que
quieras hasta que encuentras al que merece la pena. Llora. Existe el pensamiento de
que reír siempre será mejor que llorar, que hay que sonreír pase lo que pase, que
llorar es de débiles. Mentira. Llora, sienta muy bien cuando no hay palabras. Cambia,
renuévate, proponte objetivos inalcanzables y ya veremos si la palabra imposible
resuena en tus oídos con tanta fuerza.
Sé tú mismo, y sobre todo, estate con quien tú quieras. Aunque no salga tan
bien en las fotos de Facebook, aunque no tenga Twitter y no le guste el helado de
chocolate. Aunque te digan que puedes aspirar a más o a menos, que no te merece o
2. que no le mereces tú a él. Aunque unos se rían y otros lloren, nunca llueve a gusto de
nadie. Y es algo que veo todos los días, ridículos, influenciados por el resto,
dependencia de la aprobación de los demás, incluso de personas que no conocemos,
de amigos de amigos que se dignan a hablar de ti como si te conocieran, cuando sólo
han visto tu sombra años pasados. Sé tú mismo, estate con quien te quiera. Aunque
sea raro, aunque sea demasiado normal, aunque no siga las modas de Instagram o esté
demasiado enganchado, aunque no comprendas muchas de las cosas que hace ni por
qué las hace. Porque no sois iguales, nadie lo es, porque no te lo imaginabas así, tal vez
él iba a ser más alto y ella bastante más rubia, tal vez contabas que a él le gustara el
balonmano y tú eres más de tenis. Que ella quiere vivir muy lejos y él en su casa vive
muy bien. Por todas esas diferencias irreconciliables, escucharéis que sois
incompatibles, y sin embargo, nadie lo es, todos nos adaptamos a lo que queremos,
nos moldeamos hasta conseguir una sola forma.
Y os digo, cuando eso pase, y cuando paséis de todo excepto de lo que
realmente importa, os vais a sorprender, porque tendréis una vida inesperada, que no
habíais planificado, pero la vuestra al fin y al cabo. Y eso es más de lo que muchos
pueden decir.
(Compartiendo Macarrones)