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RELATOS-SOUTH ÁFRICA RACISMO: Seguir las huellas de Cecil Rhodes, detrás de su biografía, es seguir la historia de Suráfrica. En 1875 cuando este británico contaba con veintitrés años proclamó: 
Africa está esperándonos (a los ingleses) y es nuestro deber tomarla“. Este megalómano en lo que él llamaría su Confesión de Fe dijo:…
Yo afirmo que somos la mejor raza de la tierra...hay que saber primero cuál es la raza que Dios ha escogido como Divino instrumento para su Plan...Incustionablemente, esa raza es la blanca....que ha logrado el más alto nivel de perfección humana. Dentro de la raza humana, el hombre anglohablante, sea británico, americano, australiano o surafricano, ha demostrado ser el mejor instrumento del Plan Divino...Por eso, yo dedicaré el resto de mi vida a los propósitos de Dios y le ayudaré a lograr que el mundo sea inglés
. Rodhes monopolizó la explotación mundial de diamantes, construyó ferrocarriles y líneas de telégrafo en casi medio África, tuvo un ejército privado, declaró dos guerras y ayudó a sentar las bases del racismo que sería el embrión del estado del apartheid surafricano. (Javier Reverte, Vagabundo en África 1998:34-35).  TURISMO DE SAFARIS: “La sabana, de menor dificultad que la selva, ha sido desde tiempo atrás un lugar de fuerte atracción para una minoría que gozaba con la contemplación de sus maravillosos  paisajes, y especialmente de su riqueza fáunica. Los safaris han sido siempre un atractivo, llevado con profusión al cine, que ya llamó la atención a los primeros colonos y cazadores desde el siglo XIX. Hoy, las fuertes protestas y la delimitación de espacios par a proteger los animales, fruto del triunfo de las ideas conservacionistas y ecologistas, han conseguido la declaración de amplísimos parques nacionales en los cuáles los safaris, ahora sólo fotográficos, siguen siendo un fuerte atractivo. (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:78). TURISMO DE CAZA:”Porque hay que saber diferencias entre Turismo de Safaris y Turismo de Caza y porque los nativos ya lo hacen desde siempre…“Numerosos cotos de caza como los de Sudáfrica siguen siendo el destino de un turismo de gran poder adquisitivo que busca en la caza de los grandes mamíferos africanos una vuelta a los orígenes de la exploración de este continente en el siglo XIX”. (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:78). “Nos dentamos en la mejor habitación de la posada con una botella y un cuenco de nueces entre nosotros. No abordamos la razón de su presencia en este lugar. Se encuentra aquí a causa del estado de emergencia y con eso basta. En su lugar, hablamos de caza.Me cuenta la última gran cacería en la que participó, cuando mataron miles de ciervos, jabalíes y osos, tantos que tuvieron que dejar  pudrirse una montaña de cadáveres (“Una verdadera pena”). Yo le hablo de las bandadas de gansos y patos que todos los años descienden al lago en sus migraciones, así como de los métodos de los nativos para atraparlos. Me ofrezco a llevarle a pescar de noche en una canoa indígena”  (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:9-10). “Entretanto, es la época de cazar con trampas. Antes del amanecer, grupos de hombres se encamina al lago para echar las redes. Regresan a media mñana con un gran botí: hileras de pájaros con el cuello retorcido colgados por las patas de palos o bien hacinados vivos en jaulas de madera, chillando de rabia, pisotándose entre ellos, a ves con un cisne enorme y silencioso acurrucado en el centro.La cornucopia de la naturaleza: en las próximas semanas comerán bien. (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:87). TURISMO RURAL  O EN ESPACOS RURALES:“Me ofrezco a llevarle a pescar de noche en una canoa indígena”. (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:9-10).  “En la línea del efecto termorregulador del mar, también cabe hablar que la propia dinámica de las masas marinas tiene la capacidad de desplazar importantes contingentes de agua que mantiene, entre otras propiedades, las condiciones térmicas imperantes en el lugar donde se originaron. Estamos hablando de las corrientes marinas, que pueden ser tan importantes como para cambiar sustancialmente no sólo las características de las aguas litorales, sino las mismas condiciones  climáticas de las costas que bañan. En función de su origen y su recorrido, estas corrientes pueden ser calidad o frías, de manera que sus efectos pueden favorecer o no las condiciones para que un litoral presente unas características idóneas para el desarrollo del turismo. Un ejemplo muy interesante y claro de   esto lo constituye la corriente fría de Benguela que baña la costa atlántica de Sudáfrica, que a pesar de tener unas interesantes playas arenosas presenta una temperatura demasiado baja de las aguas como para se atractivas para el baño”. (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:74). VEGETACIÓN:“Todas las mañanas el aire se llena del aleteo de los pájaros que llegan del sur, sobrevolando el lago en círculos antes de instalarse en las estribaciones salobres de la marisma. Cuando el viento se calma, nos llega la cacofonía de sus ululaciones, graznidos, gorjeos y cloqueos como el ruido de una ciudad rival sobre el agua: ánsares comunes, ánsares campestres, patos rabudos, patos silbones, lavancos, cercetas, mergos. La llegada de la primera migración de aves acuáticas confirma indicios anteriores, el principio de una nueva calidez en el aire, la transparencia cristalina del hielo del lago. La primavera está en camino, pronto habrá llegado la hora de sembrar”.  (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:87). “Comemos bien en estos primeros días de viaje. Hemos traído carne en salazón, harina, judías, frutos secos, y además podemos cazar aves salvajes. Pero tenemos que ser parcos con el agua. El agua pantanosa aquí, en las estribaciones poco profundas del sur, es demasiado salada. Uno de los hombres tiene que vadear veinte o treinta pasos hasta que el agua le llega a las pantorrillas para llenar los pellejos, o mejor dicho, para romper trozos de hielo. Pero incluso el agua derretida del hielo es tan amarga y salada que solo se puede beber con té muy cargado. Año tras años, el lago se vuelve más salobre a medida que el río lacera sus orillas llevando al lago sal y alumbre. Y puesto que el lago no tiene salida, sus contenidos minerales siguen creciendo. Especialmente en el sur, donde barreras de arena aíslan grandes extensiones de agua cada temporada. Los pescadores encuentran carpas muertas flotando en la parte menos profunda tras las inundaciones del verano. Dicen que ya no se ve percas. ¿Qué será del pueblo si el lago se convierte en un mar muerto)” (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:90). “Lo que por azar hemos encontrado es el lecho de una Antigua laguna terminal. Cañas secas de un blanco etéreo y extremadamente quebradizas  delimitan lo que fueron orillas. Los árboles son álamos, secos también desde hace tiempo. Se han secado porque el agua subterránea retrocedió demasiado lejos de sus raíces hace muchísimos años.” (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:94). “Alguien ha decidido que las orillas del río proporciona demasiada protección a los bárbaros, así que han prendido fuego a la maleza. Con el viento del norte, el fuego se ha propagado por todo el valle alto. El fuego corre por los cañaverales, los álamos se encienden como antorchas. Los animales más veloces-los antílopes, las liebres, los felinos-escapan, multitud de pájaros vuelan despavoridos; todo lo demás es arrasado. No les preocupa que una vez que el terreno esté despejado el viento empiece a destruir el suelo y el desierto se extienda. Des este modo se prepara el cuerpo expedicionario para su campaña contra los bárbaros, asolando la tierra, echando a perder nuestro patrimonio.” (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003: 122). “No obstante-me dice-, debo interrogarlos. Esta misma noche si es posible. Mi ayudante me acompañará. También necesitaré a alguient qu eme sirva de intérprete. Quizá el centinela. ¿Habla  su lengua? -Todos nos podemos hacer entender. ¿Preferiría que yo no estuviera allí?  Me ofrezco a llevarle a pescar de noche en una canoa indígena”-  (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:13-14). “No puedo entender ni una palabra. ¡Qué pérdida de tiempo!-pienso-. ¡Podría haberse pasado las largas tardes desocupadas enseñándome su lengua! Ahora es demasiado tarde”. (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:108). “Estribos, sillas, bridas, riendas: no son de metal, sino de hueso y madera endurecida al fuego cosidos con tripa, amarrados con correas. Cuerpos cubiertos con lana y pieles de animales y alimentados desde la infancia con carne y leche, desconocedores del tacto suave del algodón, de la delicadeza de los cereales y las frutas: estas son las gentes a las que se expulsa de las mesetas hacia las montañas por la expansión de un Imperio. Nunca había visto antes gentes del norte en su propio territorio en igualdad de condiciones: los bárbaros que conozco son los que van al oasis a comerciar y los pocos que acampan en el río , y los pobres cautivos de Joll.” (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:109). COMUNICACIÓN: “-Sí, claro-dice-. Pero es improbable. Tenemos la suerte de disponer de los excelentes mapas de la región que usted nos ha proporcionado. -Esos mapas se basan en poco más que en descripciones orales, coronel. Los he reunido gracias  a los relatos de algunos viajeros durante un período de diez o veinte años. Yo mismo no he pisado nunca el lugar al que se propone ir. Solamente le quiero prevenir”. (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:24). “¿Os dijo su Excelencia por qué quería que los trajerais aquí? ¿Dijo por qué nos les interrogó allí? -Ninguno de nosotros habas su lengua, señor. ¡Por supuesto que no! Los pobladores del río son aborígenes, anteriores incluso a los nómadas. (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:32). “Un día el Imperio decidió que lo bárbaros eran una amenaza a su integridad. Primero llegaron al pueblo fronterizo policías, que detuvieron sobre todo  a quienes no eran bárbaros pero sí diferentes. Torturaron y asesinaron. Después llegaron los militares. Muchos. Preparados para realizar heroicas campañas militares. El viejo magistrado del lugar trató de hacerles ver con sensatez que los bárbaros habían estado desde siempre allí y nunca habían sido un peligro, que eran nómadas y no seles podría vencer en batallas campales, que las opiniones que tenían sobre ellos eran absurdas…Vano intento. El magistrado sólo logró la prisión y el pueblo  que había aclamado a los militares cuando llegaron, su ruina. Esperando a los bárbaros, (Waiting for the barbarians), es una novela de clara intención moral: parábola de una Sudáfrica desquiciada por el racismo, toda ella es una denuncia de la brutalidad, de la arrogante ignorancia del poder; como contrapunto, el magistrado se erige en símbolo de la razón humanitaria, avasallada por una violencia inducida”.   (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori,  2003:9-10). “Cuando vuelvo a ver al coronel Joll en su primer rato libre llevo la conversación al tema de la tortura”. -¿Qué ocurre si el preso dice la verdad -pregunto-, pero nota que no le creen? ¿No es una situación terrible? Imagíneselo; estar dispuesto a confesar, confesar, no tener nada más que confesar, estar destrozado y sin embargo ser presionado para seguir confesando. (…) El dolor es la verdad, todo lo demás está sujeto a duda. Es la conclusión que saco de mi conversación con el coronel Joll, al que siempre me imagino con sus uñas limadas, sus pañuelos malva, sus delicados pies calzados con zapatos flexibles (…) El imperio no exige que sus servidores se amen los unos a los otros, sino únicamente que cumplan con su obligación. El Informe que me redacta por mi condición de magistrado es breve. “En el curso del interrogatorio se manifestaron contradicciones en el testimonio del prisionero. Confrontando con dichas contradicciones., el prisionero se revolvió con furia y atacó al oficial que le interrogaba. Se originó una pelea durante la cuál el preso se golpeó fuertemente contra el muro. Los esfuerzos por reanimarle fueron inútiles”. Con el propósito de completar el informe tal y como la ley exige, llamo al centinela y le pido que haga una declaración. Él recita y yo anoto sus palabras: (…) -¿Tenía el preso las manos atadas? -Sí, señor. Quiero decir, no señor. Le doy permiso para retirarse y completo la autorización para el entierro. “No quería verme enredado en esto. Sólo soy un magistrado, local, un funcionario responsable al servicio del Imperio, que desempeña su cargo en este tranquilo lugar de la frontera y ya sólo espera retirarse. Cobro los impuestos, administro las tierras comunales, me encargo de que la guarnición tenga todo lo que necesita superviso a los oficiales jóvenes, los únicos oficiales que hay aquí, controlo el comercio y presido el tribunal de justicia dos veces por semana. Por lo demás, contemplo los amaneceres y las puestas de sol, como y duermo, y me siento satisfecho. Cuando muera, espero merecer tres líneas en letra pequeña de la gaceta imperial. No he pedido más que una vida tranquila en una época tranquila. Pero el año pasado comenzaron a llegar de la capital rumores de agitación entre los bávaros. Habían atacado y saqueado a comerciantes que viajaban por rutas seguras. Auntó el número y la audacia de los robos de ganado. Encontraron enterados en zanjas poco profundas a un grupo de funcionario del censo desaparecidos. Dispararon contra un gobernador provincial en viaje de inspección. Se produjeron escaramuzas con patrullas fronterizas. Se rumoreaba que las tribus bárbaras de estaban armando. El Imperio debía tomar medidas de precaución, ya que con toda seguridad habría guerra. (…) En la capital la preocupación se centraba en la supuesta unión de las tribus bárbaras del norte y del oeste. Enviaron a oficiales del estado mayor en inspecciones fronterizas. Se reforzaron algunas guarniciones. Se otorgó escolta militar a los comerciantes que así lo solicitaron. Por primera vez se vieron oficiales del Tercer Departamento de la Guardia Nacional en la frontera, guardianes del estado, especialistas en los mecanismos más oscuros de la sedición, devotos de la verdad, doctores en el interrogatorio.(…) -Escucha-le digo-. Me dicen que has confesado. Dicen que has admitido que tú e yel anciano y otros hombres de tu tribu habéis robado ovejas y caballos. Has dicho que los hombres de tu tribu se están armando, que en primavera todos vosotros vais a uniros para declarar la guerra al Imperio. ¿Es verdad? ¿Te das cuenta de lo que tu confesión supones? ¿Te das cuenta?(…) -Esto quiere decir que los soldados atacarán a tu gente. Habrá matanzas. Morirán parientes tuyos, puede que incluso tus padres, turs hermanos y hermanas. ¿De verdad es esto lo que quieres?”.  (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:18-19). “-Coronel, ¿han dado los interrogatorios a os nómadas y aborígenes los resultados que esperaba? (…) -Sí, magistrado, puedo decir que hemos obtenido algún resultado. Sobre todo si considera que se están llevando a cabo investigaciones parecidas de forma coordinada en otros lugares de la frontera”. (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:18-199. “-¿Te ganas la vida mendigando?-le pregunto-..Sabs Que no deberías estar en el pueblo. Podríamos echarte en cualquier momento y devolverte a tu pueblo.(…) -Puedo darte trabajo Necesito a alguien que limpie estas habitaciones, que se ocupe de lavar mi ropa. (…) Me doy cuenta que la distancia que me separa de sus toruturadors es insignificante; me estremezco.(..) La observo comer. Come como una ciega, con la mirada en el infinito, guiándose del tacto. Tiene buen apetito, el apetito de una indígena robusta y joven.(…) ¿Qué es lo último que hace el magistrado antes de marcharse por la mañana? Encierra a su última chica en el horno. Cuanto más pequeño es un pueblo, más bulle el cotilleo.(…) -Escucha-le digo-: ambos sabemos quién es la hija. Es la muchacha que esá conmigo. No es ningún secreto. Ahora dime los que ocurrió.(…) -Sabes que ahora no puede andar. Le rompieron los pies. ¿Lo hicieron delante del otro hombre, de su padre?.(…) Desde que llegaron las órdenes de la capital de hacer todo lo que fuera necesario para salvaguardar el Imperio costase lo que costase, hemos vuelto a una época de incursiones y vigilancia armada. Hace una generación, había tal número de antílopes y liebres que vigilantes con perros tenían que patrullar los campos para proteger el trigo verde. Pero la influencia del asentamiento, especialmente de los perros en estado salvaje que cazaban en jaurías, los antílopes retrocedieron al nordeste, hacia la orilla más apartada de la cuenca baja del río. Ahora el cazador tiene que estar dispuesto a cabalgar al menos una hora hasta poder empezar a acechar a su presa. Me di cuenta de que necesitaba a las mujeres con menor frecuencia; dedicaba más tiempo a mi trabajo, mis aficiones, mis excavaciones, mi cartografía.(…) Es contra este desprecio por los bárbaros, un desprecio que es compartido o el más insignificante mozo de cuadra o campesino, contra el yo como magistrado he tenido que luchar durante veinte años. ¿Cómo se puede erradicar el desprecio, especialmente cuando este desprecio se base únicamente en diferencias de modales en la mesa o en variaciones en la forma del párpado? ¿Quiere que le diga los que desearía? DESEARÍA QUE ESOT BÁRBAROS SE ALZARAN EN ARMAS Y NOS DIERAN UNA LECCIÓN PARA QUE APRENDIÉRAMOS A RESPETARLES. Creemos que esta tierra nos pertenece, es parte de nuestro Imperio (…) pero esos bárbaros no lo ven de la misma manera. (…) Entre ellos hay ancianos que recuerdan los que sus padres les contaban de cómo era este oasis hace años: un lugar sombreado junto al lago con abundantes pastos incluso en invierno. “Sólo cuando llegamos a la plaza y vemos las tiendas de campaña y oímos el alboroto lo entendemos: el ejército ha llegado, la prometida campaña contra los bárbaros está en marcha.” “Recuerdo mi sonrisa cuando la puerta se cerró por primera vez a mi espalda y la llave giró en la cerradura. No me parecía un gran castigo pasar de la soledad de la existencia cotidiana al aislamiento de una celda. Ahora es cuando empiezo a comprender lo fundamental que es la libertad. (…) -Espera. Tengo que vaciar el cubo. Aquí dentro apesta. Quiero fregar el suelo. También quiero lavar la ropa. No puedo presentarme ante el coronel oliendo así. Solo perjudicaría a mis carceleros. Necesito agua caliente, jabón un trapo. Déjame vaciar rápidamente el cubo y traer agua caliente de la cocina. Quiero volver a estar gordo, más gordo que nunca. (…)Quiero una vida de satisfacciones. No quiero volver a pasar hambre”. “-Bárbaros. Rompieron el dique e inundaron los campos. Nadie los vio. Vinieron por la noche. A la mañana siguiente era como otro lago. (…) Conversamos sobre la perfidia de los bárbaros. Nunca se enfrentan cara a cara, dice: se acercan sigilosamente para apuñalarte por la espalda”. “El coronel da un paso adelante. Inclinándose sucesivamente sobre cada prisionero, le restriega un puñado de arena en la espalda desnuda y escribe una palabra con un rozo de carbón leo las palabras de abajo arriba: ENEMIGO…ENEMIGO…ENEMIGO. (…) Luego empieza la paliza.” -¡Usted!-grito. Que se sepa todo. Que sea en él en quien recaiga todo el odio-. ¡Usted los está pervirtiendo!” “Incluso si todos los niños del pueblo me oyeran no podría contenerme: recemos al menos para que ellos no imiten los juegos de sus mayores, o mañana habrá una plaga de cuerpecitos colgando de los árboles.”  “Los soldados tiranizan a la población. Han celebrado un mitin en la plaza , a la luz de las antorchas, para denunciar a los corardes y traidores y afirmar la lealtad coelctiva al Imperio. (…) Después del mitin, los soldados encabezaron un desfile po las calles. Derribaron pueertas a patadas, rompieron ventana, predieron fuego a una casa. Hasta muy avanzada la novhe hubo borrachera y juerga en la plaza.” “Los bárbaros se han replegado con sus rebaños hacia los valles más profundos de las montañas, a esperar que los soldados se cansen y se vayan. Cuando eso ocurra, los bárbaros volverán a salir. Apacentarán sus ovejas y nos dejarán tranquilos, nosotros sembraremos nuestro campos y los dejaremos tranquilos, y en pocos años la frontera recobrará la paz”. “¿Por qué no podemos vivir en el tiempo como el pez en el agua, coo el pájaro en el aire, como los niños? ¡Los imperios tienen la culpa! Los imperios han creado el tiempo de la historia. Los imperios no han ubicado su existencia en el tiempo circular, sino en el tiempo desigual de la grandeza y la decadencia, del principio y el fin, de la catástrofe. Los imperios se condenan a vive en la historia y a conspira contra  la historia.” “Pues yo no era, como me gustaba creer, el indulgente amante del placer opuesto al frío y severo coronel. Yo era la mentira que un Imperio se cuenta a sí mismo en los buenos tiempos, él la verdad que un Imperio cuenta cuando corren malos vientos.” “¿Hay algún modo mejor de pasar estos últimos días que soñando con un salvador que espada en mano disperse a las hueste enemigas y nos perdone los errores que otros han cometido en nuestro nombre y nos conceda una segunda oportunidad de construir nuestro paraíso terrenal?” “-Nosotros mismos debemos padecer la crueldad que llevamos dentro-le digo.”  “Pienso: Quise vivir fuera de la historia. Quise vivir fuera de la historia que un Imperio impone a sus súbditos, incluso a sus súbditos perdidos. Pero nunca quise que los bárbaros soportaran el peso de la historia de un Imperio. Pienso: Pero cuando los bárbaros prueben el pan, el pan tierno con mermelada de mora, el pan con mermelada de grosella, nuestras costumbre les conquistarán. Descubrirán que son incapaces de vivir sin las industrias de hombres que saben cómo cultivar los pacíficos cereales, sin las arte de mujeres que saben cómo utilizar las delicadas frutas. Pienso: He tenido delante de los ojos algo que salta al vista, y todavía no lo veo. No puedo salvar a las prisioneros por lo tanto he de salvarme a mí mismo.” (Coetzee, J.M.:  Waiting for the Barbarians, Grupo  Editorial Random House Mondadori,  2003:43,44,45,46,47,52,58,61,62,63,64,76,78,79,87,90,92,94,95,97,100,101,102,103,107,108,114,115,118,120,121,122, 126, 131,132,144,146,147,155,156,170,177,190,192,193,197,207,211,222,223). “Es el principal destino turístico africano aunque tengamos que descender a los puesto veinte del ránking  mundial . República de Sudáfrica, Túnez, Egipto y Marruecos se reparten más del 50% de las llegadas de turistas al continente africano tal y como señala la WTO Commission for Africa. La evolución del turismo en países como la República de Sudáfrica se vio favorecido en gran medida por el fin del Apartheid de ahí que apareciese una mayor estabilidad sociopolítica y el mantenimiento de las tasas de crecimiento económico. En cuanto a la procedencia de los flujos turísticos internacionales, el principal es de el de los propios africanos con el 41,5% (1997), a pesar de que el continente se ve perjudicado por la inexistencia de grandes emisores regionales dado el escaso nivel de vida en la mayor parte de los países, Sudáfrica estaría a la cabeza con en cuanto a total de gasto, seguido de Nigeria, el país más poblado; lo que supone una gran dependencia del turismo intercontinental, que implica mayores costes y requiere tiempos más largos de desplazamiento . El segundo flujo en importancia es el de los europeos como más del 40% (1997), como no podía ser menos dada la cercanía física, los lazos políticos que hasta hace poco existían entre ambos continentes (principalmente con Francia y Reino Unido como metrópolis coloniales) y el peso de Europa como región emisora.“ “Al sur del Trópico de Capricornio se sitúa casi en su totalidad Sudáfrica, el gigante turístico del continente tanto en el papel de emisor como en el de receptor. Sin embargo, lo cierto es que esté claro predominio se ha fraguado recientemente, un a vez se fue suavizando, parar finalmente desaparecer, el régimen de apartheid. La instauración de la democracia y la desaparición de la segregación racial conllevó el fin del aislamiento, más o menos real, al que se sometía a este país, y sobre todo normalizó las relaciones con sus vecinos africanos que hoy día son sus principales clientes. Esto ha supuesto un espectacular incremento, que, según datos de la OMT, ha aupado a Sudáfrica hasta casi los seis millones de turistas en 1998.  (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:390,416). “El crecimiento debe venir, de la mano de una mayor estabilidad política y económica y de la formación e inversión en servicios turísticos.  El turismo puede ser en grandes zonas una vía al desarrollo y en consecuencia favorecer la normalización política.  Como afirmaba el historiador y periodista D. Ndongo-Bidyoo (2000) “El turismo es una importantes oportunidad para el desarrollo macroeconómico, pero también para el de las pequeñas economías domésticas, aspecto fundamental para Sudáfrica”. (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:390,416)
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Anexo Ii Relatos

  • 1. RELATOS-SOUTH ÁFRICA RACISMO: Seguir las huellas de Cecil Rhodes, detrás de su biografía, es seguir la historia de Suráfrica. En 1875 cuando este británico contaba con veintitrés años proclamó: Africa está esperándonos (a los ingleses) y es nuestro deber tomarla“. Este megalómano en lo que él llamaría su Confesión de Fe dijo:… Yo afirmo que somos la mejor raza de la tierra...hay que saber primero cuál es la raza que Dios ha escogido como Divino instrumento para su Plan...Incustionablemente, esa raza es la blanca....que ha logrado el más alto nivel de perfección humana. Dentro de la raza humana, el hombre anglohablante, sea británico, americano, australiano o surafricano, ha demostrado ser el mejor instrumento del Plan Divino...Por eso, yo dedicaré el resto de mi vida a los propósitos de Dios y le ayudaré a lograr que el mundo sea inglés . Rodhes monopolizó la explotación mundial de diamantes, construyó ferrocarriles y líneas de telégrafo en casi medio África, tuvo un ejército privado, declaró dos guerras y ayudó a sentar las bases del racismo que sería el embrión del estado del apartheid surafricano. (Javier Reverte, Vagabundo en África 1998:34-35). TURISMO DE SAFARIS: “La sabana, de menor dificultad que la selva, ha sido desde tiempo atrás un lugar de fuerte atracción para una minoría que gozaba con la contemplación de sus maravillosos paisajes, y especialmente de su riqueza fáunica. Los safaris han sido siempre un atractivo, llevado con profusión al cine, que ya llamó la atención a los primeros colonos y cazadores desde el siglo XIX. Hoy, las fuertes protestas y la delimitación de espacios par a proteger los animales, fruto del triunfo de las ideas conservacionistas y ecologistas, han conseguido la declaración de amplísimos parques nacionales en los cuáles los safaris, ahora sólo fotográficos, siguen siendo un fuerte atractivo. (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:78). TURISMO DE CAZA:”Porque hay que saber diferencias entre Turismo de Safaris y Turismo de Caza y porque los nativos ya lo hacen desde siempre…“Numerosos cotos de caza como los de Sudáfrica siguen siendo el destino de un turismo de gran poder adquisitivo que busca en la caza de los grandes mamíferos africanos una vuelta a los orígenes de la exploración de este continente en el siglo XIX”. (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:78). “Nos dentamos en la mejor habitación de la posada con una botella y un cuenco de nueces entre nosotros. No abordamos la razón de su presencia en este lugar. Se encuentra aquí a causa del estado de emergencia y con eso basta. En su lugar, hablamos de caza.Me cuenta la última gran cacería en la que participó, cuando mataron miles de ciervos, jabalíes y osos, tantos que tuvieron que dejar pudrirse una montaña de cadáveres (“Una verdadera pena”). Yo le hablo de las bandadas de gansos y patos que todos los años descienden al lago en sus migraciones, así como de los métodos de los nativos para atraparlos. Me ofrezco a llevarle a pescar de noche en una canoa indígena” (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:9-10). “Entretanto, es la época de cazar con trampas. Antes del amanecer, grupos de hombres se encamina al lago para echar las redes. Regresan a media mñana con un gran botí: hileras de pájaros con el cuello retorcido colgados por las patas de palos o bien hacinados vivos en jaulas de madera, chillando de rabia, pisotándose entre ellos, a ves con un cisne enorme y silencioso acurrucado en el centro.La cornucopia de la naturaleza: en las próximas semanas comerán bien. (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:87). TURISMO RURAL O EN ESPACOS RURALES:“Me ofrezco a llevarle a pescar de noche en una canoa indígena”. (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:9-10). “En la línea del efecto termorregulador del mar, también cabe hablar que la propia dinámica de las masas marinas tiene la capacidad de desplazar importantes contingentes de agua que mantiene, entre otras propiedades, las condiciones térmicas imperantes en el lugar donde se originaron. Estamos hablando de las corrientes marinas, que pueden ser tan importantes como para cambiar sustancialmente no sólo las características de las aguas litorales, sino las mismas condiciones climáticas de las costas que bañan. En función de su origen y su recorrido, estas corrientes pueden ser calidad o frías, de manera que sus efectos pueden favorecer o no las condiciones para que un litoral presente unas características idóneas para el desarrollo del turismo. Un ejemplo muy interesante y claro de esto lo constituye la corriente fría de Benguela que baña la costa atlántica de Sudáfrica, que a pesar de tener unas interesantes playas arenosas presenta una temperatura demasiado baja de las aguas como para se atractivas para el baño”. (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:74). VEGETACIÓN:“Todas las mañanas el aire se llena del aleteo de los pájaros que llegan del sur, sobrevolando el lago en círculos antes de instalarse en las estribaciones salobres de la marisma. Cuando el viento se calma, nos llega la cacofonía de sus ululaciones, graznidos, gorjeos y cloqueos como el ruido de una ciudad rival sobre el agua: ánsares comunes, ánsares campestres, patos rabudos, patos silbones, lavancos, cercetas, mergos. La llegada de la primera migración de aves acuáticas confirma indicios anteriores, el principio de una nueva calidez en el aire, la transparencia cristalina del hielo del lago. La primavera está en camino, pronto habrá llegado la hora de sembrar”. (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:87). “Comemos bien en estos primeros días de viaje. Hemos traído carne en salazón, harina, judías, frutos secos, y además podemos cazar aves salvajes. Pero tenemos que ser parcos con el agua. El agua pantanosa aquí, en las estribaciones poco profundas del sur, es demasiado salada. Uno de los hombres tiene que vadear veinte o treinta pasos hasta que el agua le llega a las pantorrillas para llenar los pellejos, o mejor dicho, para romper trozos de hielo. Pero incluso el agua derretida del hielo es tan amarga y salada que solo se puede beber con té muy cargado. Año tras años, el lago se vuelve más salobre a medida que el río lacera sus orillas llevando al lago sal y alumbre. Y puesto que el lago no tiene salida, sus contenidos minerales siguen creciendo. Especialmente en el sur, donde barreras de arena aíslan grandes extensiones de agua cada temporada. Los pescadores encuentran carpas muertas flotando en la parte menos profunda tras las inundaciones del verano. Dicen que ya no se ve percas. ¿Qué será del pueblo si el lago se convierte en un mar muerto)” (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:90). “Lo que por azar hemos encontrado es el lecho de una Antigua laguna terminal. Cañas secas de un blanco etéreo y extremadamente quebradizas delimitan lo que fueron orillas. Los árboles son álamos, secos también desde hace tiempo. Se han secado porque el agua subterránea retrocedió demasiado lejos de sus raíces hace muchísimos años.” (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:94). “Alguien ha decidido que las orillas del río proporciona demasiada protección a los bárbaros, así que han prendido fuego a la maleza. Con el viento del norte, el fuego se ha propagado por todo el valle alto. El fuego corre por los cañaverales, los álamos se encienden como antorchas. Los animales más veloces-los antílopes, las liebres, los felinos-escapan, multitud de pájaros vuelan despavoridos; todo lo demás es arrasado. No les preocupa que una vez que el terreno esté despejado el viento empiece a destruir el suelo y el desierto se extienda. Des este modo se prepara el cuerpo expedicionario para su campaña contra los bárbaros, asolando la tierra, echando a perder nuestro patrimonio.” (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003: 122). “No obstante-me dice-, debo interrogarlos. Esta misma noche si es posible. Mi ayudante me acompañará. También necesitaré a alguient qu eme sirva de intérprete. Quizá el centinela. ¿Habla su lengua? -Todos nos podemos hacer entender. ¿Preferiría que yo no estuviera allí? Me ofrezco a llevarle a pescar de noche en una canoa indígena”- (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:13-14). “No puedo entender ni una palabra. ¡Qué pérdida de tiempo!-pienso-. ¡Podría haberse pasado las largas tardes desocupadas enseñándome su lengua! Ahora es demasiado tarde”. (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:108). “Estribos, sillas, bridas, riendas: no son de metal, sino de hueso y madera endurecida al fuego cosidos con tripa, amarrados con correas. Cuerpos cubiertos con lana y pieles de animales y alimentados desde la infancia con carne y leche, desconocedores del tacto suave del algodón, de la delicadeza de los cereales y las frutas: estas son las gentes a las que se expulsa de las mesetas hacia las montañas por la expansión de un Imperio. Nunca había visto antes gentes del norte en su propio territorio en igualdad de condiciones: los bárbaros que conozco son los que van al oasis a comerciar y los pocos que acampan en el río , y los pobres cautivos de Joll.” (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:109). COMUNICACIÓN: “-Sí, claro-dice-. Pero es improbable. Tenemos la suerte de disponer de los excelentes mapas de la región que usted nos ha proporcionado. -Esos mapas se basan en poco más que en descripciones orales, coronel. Los he reunido gracias a los relatos de algunos viajeros durante un período de diez o veinte años. Yo mismo no he pisado nunca el lugar al que se propone ir. Solamente le quiero prevenir”. (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:24). “¿Os dijo su Excelencia por qué quería que los trajerais aquí? ¿Dijo por qué nos les interrogó allí? -Ninguno de nosotros habas su lengua, señor. ¡Por supuesto que no! Los pobladores del río son aborígenes, anteriores incluso a los nómadas. (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:32). “Un día el Imperio decidió que lo bárbaros eran una amenaza a su integridad. Primero llegaron al pueblo fronterizo policías, que detuvieron sobre todo a quienes no eran bárbaros pero sí diferentes. Torturaron y asesinaron. Después llegaron los militares. Muchos. Preparados para realizar heroicas campañas militares. El viejo magistrado del lugar trató de hacerles ver con sensatez que los bárbaros habían estado desde siempre allí y nunca habían sido un peligro, que eran nómadas y no seles podría vencer en batallas campales, que las opiniones que tenían sobre ellos eran absurdas…Vano intento. El magistrado sólo logró la prisión y el pueblo que había aclamado a los militares cuando llegaron, su ruina. Esperando a los bárbaros, (Waiting for the barbarians), es una novela de clara intención moral: parábola de una Sudáfrica desquiciada por el racismo, toda ella es una denuncia de la brutalidad, de la arrogante ignorancia del poder; como contrapunto, el magistrado se erige en símbolo de la razón humanitaria, avasallada por una violencia inducida”. (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:9-10). “Cuando vuelvo a ver al coronel Joll en su primer rato libre llevo la conversación al tema de la tortura”. -¿Qué ocurre si el preso dice la verdad -pregunto-, pero nota que no le creen? ¿No es una situación terrible? Imagíneselo; estar dispuesto a confesar, confesar, no tener nada más que confesar, estar destrozado y sin embargo ser presionado para seguir confesando. (…) El dolor es la verdad, todo lo demás está sujeto a duda. Es la conclusión que saco de mi conversación con el coronel Joll, al que siempre me imagino con sus uñas limadas, sus pañuelos malva, sus delicados pies calzados con zapatos flexibles (…) El imperio no exige que sus servidores se amen los unos a los otros, sino únicamente que cumplan con su obligación. El Informe que me redacta por mi condición de magistrado es breve. “En el curso del interrogatorio se manifestaron contradicciones en el testimonio del prisionero. Confrontando con dichas contradicciones., el prisionero se revolvió con furia y atacó al oficial que le interrogaba. Se originó una pelea durante la cuál el preso se golpeó fuertemente contra el muro. Los esfuerzos por reanimarle fueron inútiles”. Con el propósito de completar el informe tal y como la ley exige, llamo al centinela y le pido que haga una declaración. Él recita y yo anoto sus palabras: (…) -¿Tenía el preso las manos atadas? -Sí, señor. Quiero decir, no señor. Le doy permiso para retirarse y completo la autorización para el entierro. “No quería verme enredado en esto. Sólo soy un magistrado, local, un funcionario responsable al servicio del Imperio, que desempeña su cargo en este tranquilo lugar de la frontera y ya sólo espera retirarse. Cobro los impuestos, administro las tierras comunales, me encargo de que la guarnición tenga todo lo que necesita superviso a los oficiales jóvenes, los únicos oficiales que hay aquí, controlo el comercio y presido el tribunal de justicia dos veces por semana. Por lo demás, contemplo los amaneceres y las puestas de sol, como y duermo, y me siento satisfecho. Cuando muera, espero merecer tres líneas en letra pequeña de la gaceta imperial. No he pedido más que una vida tranquila en una época tranquila. Pero el año pasado comenzaron a llegar de la capital rumores de agitación entre los bávaros. Habían atacado y saqueado a comerciantes que viajaban por rutas seguras. Auntó el número y la audacia de los robos de ganado. Encontraron enterados en zanjas poco profundas a un grupo de funcionario del censo desaparecidos. Dispararon contra un gobernador provincial en viaje de inspección. Se produjeron escaramuzas con patrullas fronterizas. Se rumoreaba que las tribus bárbaras de estaban armando. El Imperio debía tomar medidas de precaución, ya que con toda seguridad habría guerra. (…) En la capital la preocupación se centraba en la supuesta unión de las tribus bárbaras del norte y del oeste. Enviaron a oficiales del estado mayor en inspecciones fronterizas. Se reforzaron algunas guarniciones. Se otorgó escolta militar a los comerciantes que así lo solicitaron. Por primera vez se vieron oficiales del Tercer Departamento de la Guardia Nacional en la frontera, guardianes del estado, especialistas en los mecanismos más oscuros de la sedición, devotos de la verdad, doctores en el interrogatorio.(…) -Escucha-le digo-. Me dicen que has confesado. Dicen que has admitido que tú e yel anciano y otros hombres de tu tribu habéis robado ovejas y caballos. Has dicho que los hombres de tu tribu se están armando, que en primavera todos vosotros vais a uniros para declarar la guerra al Imperio. ¿Es verdad? ¿Te das cuenta de lo que tu confesión supones? ¿Te das cuenta?(…) -Esto quiere decir que los soldados atacarán a tu gente. Habrá matanzas. Morirán parientes tuyos, puede que incluso tus padres, turs hermanos y hermanas. ¿De verdad es esto lo que quieres?”. (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:18-19). “-Coronel, ¿han dado los interrogatorios a os nómadas y aborígenes los resultados que esperaba? (…) -Sí, magistrado, puedo decir que hemos obtenido algún resultado. Sobre todo si considera que se están llevando a cabo investigaciones parecidas de forma coordinada en otros lugares de la frontera”. (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:18-199. “-¿Te ganas la vida mendigando?-le pregunto-..Sabs Que no deberías estar en el pueblo. Podríamos echarte en cualquier momento y devolverte a tu pueblo.(…) -Puedo darte trabajo Necesito a alguien que limpie estas habitaciones, que se ocupe de lavar mi ropa. (…) Me doy cuenta que la distancia que me separa de sus toruturadors es insignificante; me estremezco.(..) La observo comer. Come como una ciega, con la mirada en el infinito, guiándose del tacto. Tiene buen apetito, el apetito de una indígena robusta y joven.(…) ¿Qué es lo último que hace el magistrado antes de marcharse por la mañana? Encierra a su última chica en el horno. Cuanto más pequeño es un pueblo, más bulle el cotilleo.(…) -Escucha-le digo-: ambos sabemos quién es la hija. Es la muchacha que esá conmigo. No es ningún secreto. Ahora dime los que ocurrió.(…) -Sabes que ahora no puede andar. Le rompieron los pies. ¿Lo hicieron delante del otro hombre, de su padre?.(…) Desde que llegaron las órdenes de la capital de hacer todo lo que fuera necesario para salvaguardar el Imperio costase lo que costase, hemos vuelto a una época de incursiones y vigilancia armada. Hace una generación, había tal número de antílopes y liebres que vigilantes con perros tenían que patrullar los campos para proteger el trigo verde. Pero la influencia del asentamiento, especialmente de los perros en estado salvaje que cazaban en jaurías, los antílopes retrocedieron al nordeste, hacia la orilla más apartada de la cuenca baja del río. Ahora el cazador tiene que estar dispuesto a cabalgar al menos una hora hasta poder empezar a acechar a su presa. Me di cuenta de que necesitaba a las mujeres con menor frecuencia; dedicaba más tiempo a mi trabajo, mis aficiones, mis excavaciones, mi cartografía.(…) Es contra este desprecio por los bárbaros, un desprecio que es compartido o el más insignificante mozo de cuadra o campesino, contra el yo como magistrado he tenido que luchar durante veinte años. ¿Cómo se puede erradicar el desprecio, especialmente cuando este desprecio se base únicamente en diferencias de modales en la mesa o en variaciones en la forma del párpado? ¿Quiere que le diga los que desearía? DESEARÍA QUE ESOT BÁRBAROS SE ALZARAN EN ARMAS Y NOS DIERAN UNA LECCIÓN PARA QUE APRENDIÉRAMOS A RESPETARLES. Creemos que esta tierra nos pertenece, es parte de nuestro Imperio (…) pero esos bárbaros no lo ven de la misma manera. (…) Entre ellos hay ancianos que recuerdan los que sus padres les contaban de cómo era este oasis hace años: un lugar sombreado junto al lago con abundantes pastos incluso en invierno. “Sólo cuando llegamos a la plaza y vemos las tiendas de campaña y oímos el alboroto lo entendemos: el ejército ha llegado, la prometida campaña contra los bárbaros está en marcha.” “Recuerdo mi sonrisa cuando la puerta se cerró por primera vez a mi espalda y la llave giró en la cerradura. No me parecía un gran castigo pasar de la soledad de la existencia cotidiana al aislamiento de una celda. Ahora es cuando empiezo a comprender lo fundamental que es la libertad. (…) -Espera. Tengo que vaciar el cubo. Aquí dentro apesta. Quiero fregar el suelo. También quiero lavar la ropa. No puedo presentarme ante el coronel oliendo así. Solo perjudicaría a mis carceleros. Necesito agua caliente, jabón un trapo. Déjame vaciar rápidamente el cubo y traer agua caliente de la cocina. Quiero volver a estar gordo, más gordo que nunca. (…)Quiero una vida de satisfacciones. No quiero volver a pasar hambre”. “-Bárbaros. Rompieron el dique e inundaron los campos. Nadie los vio. Vinieron por la noche. A la mañana siguiente era como otro lago. (…) Conversamos sobre la perfidia de los bárbaros. Nunca se enfrentan cara a cara, dice: se acercan sigilosamente para apuñalarte por la espalda”. “El coronel da un paso adelante. Inclinándose sucesivamente sobre cada prisionero, le restriega un puñado de arena en la espalda desnuda y escribe una palabra con un rozo de carbón leo las palabras de abajo arriba: ENEMIGO…ENEMIGO…ENEMIGO. (…) Luego empieza la paliza.” -¡Usted!-grito. Que se sepa todo. Que sea en él en quien recaiga todo el odio-. ¡Usted los está pervirtiendo!” “Incluso si todos los niños del pueblo me oyeran no podría contenerme: recemos al menos para que ellos no imiten los juegos de sus mayores, o mañana habrá una plaga de cuerpecitos colgando de los árboles.” “Los soldados tiranizan a la población. Han celebrado un mitin en la plaza , a la luz de las antorchas, para denunciar a los corardes y traidores y afirmar la lealtad coelctiva al Imperio. (…) Después del mitin, los soldados encabezaron un desfile po las calles. Derribaron pueertas a patadas, rompieron ventana, predieron fuego a una casa. Hasta muy avanzada la novhe hubo borrachera y juerga en la plaza.” “Los bárbaros se han replegado con sus rebaños hacia los valles más profundos de las montañas, a esperar que los soldados se cansen y se vayan. Cuando eso ocurra, los bárbaros volverán a salir. Apacentarán sus ovejas y nos dejarán tranquilos, nosotros sembraremos nuestro campos y los dejaremos tranquilos, y en pocos años la frontera recobrará la paz”. “¿Por qué no podemos vivir en el tiempo como el pez en el agua, coo el pájaro en el aire, como los niños? ¡Los imperios tienen la culpa! Los imperios han creado el tiempo de la historia. Los imperios no han ubicado su existencia en el tiempo circular, sino en el tiempo desigual de la grandeza y la decadencia, del principio y el fin, de la catástrofe. Los imperios se condenan a vive en la historia y a conspira contra la historia.” “Pues yo no era, como me gustaba creer, el indulgente amante del placer opuesto al frío y severo coronel. Yo era la mentira que un Imperio se cuenta a sí mismo en los buenos tiempos, él la verdad que un Imperio cuenta cuando corren malos vientos.” “¿Hay algún modo mejor de pasar estos últimos días que soñando con un salvador que espada en mano disperse a las hueste enemigas y nos perdone los errores que otros han cometido en nuestro nombre y nos conceda una segunda oportunidad de construir nuestro paraíso terrenal?” “-Nosotros mismos debemos padecer la crueldad que llevamos dentro-le digo.” “Pienso: Quise vivir fuera de la historia. Quise vivir fuera de la historia que un Imperio impone a sus súbditos, incluso a sus súbditos perdidos. Pero nunca quise que los bárbaros soportaran el peso de la historia de un Imperio. Pienso: Pero cuando los bárbaros prueben el pan, el pan tierno con mermelada de mora, el pan con mermelada de grosella, nuestras costumbre les conquistarán. Descubrirán que son incapaces de vivir sin las industrias de hombres que saben cómo cultivar los pacíficos cereales, sin las arte de mujeres que saben cómo utilizar las delicadas frutas. Pienso: He tenido delante de los ojos algo que salta al vista, y todavía no lo veo. No puedo salvar a las prisioneros por lo tanto he de salvarme a mí mismo.” (Coetzee, J.M.: Waiting for the Barbarians, Grupo Editorial Random House Mondadori, 2003:43,44,45,46,47,52,58,61,62,63,64,76,78,79,87,90,92,94,95,97,100,101,102,103,107,108,114,115,118,120,121,122, 126, 131,132,144,146,147,155,156,170,177,190,192,193,197,207,211,222,223). “Es el principal destino turístico africano aunque tengamos que descender a los puesto veinte del ránking mundial . República de Sudáfrica, Túnez, Egipto y Marruecos se reparten más del 50% de las llegadas de turistas al continente africano tal y como señala la WTO Commission for Africa. La evolución del turismo en países como la República de Sudáfrica se vio favorecido en gran medida por el fin del Apartheid de ahí que apareciese una mayor estabilidad sociopolítica y el mantenimiento de las tasas de crecimiento económico. En cuanto a la procedencia de los flujos turísticos internacionales, el principal es de el de los propios africanos con el 41,5% (1997), a pesar de que el continente se ve perjudicado por la inexistencia de grandes emisores regionales dado el escaso nivel de vida en la mayor parte de los países, Sudáfrica estaría a la cabeza con en cuanto a total de gasto, seguido de Nigeria, el país más poblado; lo que supone una gran dependencia del turismo intercontinental, que implica mayores costes y requiere tiempos más largos de desplazamiento . El segundo flujo en importancia es el de los europeos como más del 40% (1997), como no podía ser menos dada la cercanía física, los lazos políticos que hasta hace poco existían entre ambos continentes (principalmente con Francia y Reino Unido como metrópolis coloniales) y el peso de Europa como región emisora.“ “Al sur del Trópico de Capricornio se sitúa casi en su totalidad Sudáfrica, el gigante turístico del continente tanto en el papel de emisor como en el de receptor. Sin embargo, lo cierto es que esté claro predominio se ha fraguado recientemente, un a vez se fue suavizando, parar finalmente desaparecer, el régimen de apartheid. La instauración de la democracia y la desaparición de la segregación racial conllevó el fin del aislamiento, más o menos real, al que se sometía a este país, y sobre todo normalizó las relaciones con sus vecinos africanos que hoy día son sus principales clientes. Esto ha supuesto un espectacular incremento, que, según datos de la OMT, ha aupado a Sudáfrica hasta casi los seis millones de turistas en 1998. (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:390,416). “El crecimiento debe venir, de la mano de una mayor estabilidad política y económica y de la formación e inversión en servicios turísticos. El turismo puede ser en grandes zonas una vía al desarrollo y en consecuencia favorecer la normalización política. Como afirmaba el historiador y periodista D. Ndongo-Bidyoo (2000) “El turismo es una importantes oportunidad para el desarrollo macroeconómico, pero también para el de las pequeñas economías domésticas, aspecto fundamental para Sudáfrica”. (Diego A. Barrado y Jordi Calabuig: Geografía mundial del turismo, Editorial Síntesis, 2001:390,416)